viernes, 29 de noviembre de 2013

¿Exigir o no armas al imperialismo?

 

 
 
¿Exigir o no armas al imperialismo? Correo electrónico     
Escrito por Ronald León Núñez   
Lunes 14 de Octubre de 2013 11:01
Quien espere la revolución social “pura”, no la verá jamás. Será un revolucionario de palabra, que no comprende la verdadera revolución

LENIN, 1916
 
Al analizar la situación de la guerra civil en Siria, es casi un consenso la conclusión de que la dictadura de Al Assad detenta una superioridad militar sobre el Ejército Libre de Siria (ELS) y el amplio entramado de milicias que lucha por el derrocamiento de su tiranía.

Mientras el régimen sirio masacra a la población civil y ataca las posiciones rebeldes con sistemáticos bombardeos que destruyen ciudades enteras, con tanques, misiles y hasta con armas químicas, en el frente rebelde escasea lo más básico: armas, municiones, alimentos, médicos y medicamentos, máscaras antigases, etcétera.

En esta situación dramática, lo más crítico es que la inmensa mayoría de las milicias rebeldes carece de cualquier tipo de armamento pesado (artillería antiaérea, aviones, misiles y sistemas de defensa antimisiles), lo cual es absolutamente esencial no sólo para defenderse sino para pensar seriamente en una victoria militar sobre el ejército de la dictadura.

Como en cualquier guerra, y más aún en estas condiciones, el problema del armamento se transforma en vital para ganar o perder la guerra, o lo que es lo mismo, para la victoria o la derrota de la revolución siria.

Ante esta cuestión, en el marco de nuestro programa para el conjunto de la revolución, la LIT-CI plantea la necesidad de desarrollar una política de amplia solidaridad internacional con la causa del pueblo sirio. Esto significa, concretamente, una campaña de ayuda, incondicional y en todos los sentidos, por la victoria militar rebelde.

Así, sostenemos que una tarea imperiosa es impulsar la más amplia movilización para exigir en nuestros países y a todos los gobiernos del mundo, incluidos los de los países imperialistas, el envío inmediato de modernas armas pesadas, medicamentos y todo tipo de ayuda material para las milicias rebeldes del ELS y los Comités de Coordinación Locales, sin condiciones de ninguna naturaleza.

Nuestra exigencia de armas no incluye a las brigadas ligadas a Al Qaeda y al Estado Islámico de Irak y el Levante, cuya visión sectaria y confesional-religiosa del conflicto las llevó a romper el frente militar contra la dictadura y, en varias zonas, comenzaron a atacar milicias kurdas y del ELS, actuando como “quinta columna” del régimen.

Esta política y exigencia crispó aún más las duras polémicas que la revolución siria enciende entre los diversos sectores de la izquierda mundial.

Evidentemente, el amplio arco de organizaciones de corte stalinista, especialmente el castro-chavismo, es completamente contrario a exigir armas para los rebeldes. Esta posición, si bien es parte de su política contrarrevolucionaria en esos procesos, es coherente con el apoyo incondicional que estas corrientes otorgan a la dictadura, a partir de presentar a Al Assad como un supuesto “líder antiimperialista y antisionista” que estaría siendo víctima de una “conspiración del imperialismo”. Consecuentes con esta caracterización, se ubican en el campo militar de Al Assad contra el pueblo sirio. 

Sin embargo, lo curioso es que existe una serie de organizaciones centristas y hasta algunas que se reclaman trotskistas, como la Fracción Trotskista (FT) encabezada por el PTS argentino, que dicen estar a favor del “derrocamiento revolucionario” de Al Assad pero, al mismo tiempo, se oponen a exigir armas para que los rebeldes tengan las condiciones de derrotarlo en la guerra civil que está en curso.

A pesar de su afirmación de que esa exigencia no sería un “problema de principios para los revolucionarios” [1], la FT-PTS dice claramente que “no estamos de acuerdo con la exigencia hecha por la LIT-PSTU (…) para que ‘los gobiernos del mundo envíen armas y remedios para los rebeldes sirios’” [2].

Como queda claro, el resultado concreto de esta política es el mismo que el de la posición castro-chavista: no hay que mandar armas para los rebeldes que combaten a Al Assad.

El problema es que la FT llega a esta posición reivindicando el legado teórico y la tradición del trotskismo. Esto, además de ser completamente falso, crea una mayor confusión en una serie de activistas honestos y militantes revolucionarios, y sólo contribuye a debilitar e inhibir aún más la solidaridad incondicional que la revolución siria necesita con tanta urgencia.

Es por eso que se hace necesario continuar la polémica con estas posiciones.
 
¿Cuál es nuestra trinchera en Siria?

En primer lugar, la posición de la FT sobre las armas para los rebeldes sirios tiene que ver con un problema previo y más profundo: su caracterización política y su ubicación militar en la propia guerra civil.

Como discutimos en otros artículos, ante el enfrentamiento militar en Siria –y como hicieron antes en Libia–, esta corriente se posiciona en un desastroso “ni-ni” (ni Assad ni rebeldes), debido a que las milicias rebeldes no tienen una dirección revolucionaria ni existe una “hegemonía de la clase obrera” en el proceso.

En este sentido, nos critican diciendo: No estamos de acuerdo con la exigencia hecha por la LIT-PSTU cuando afirma que la política de hoy para Siria es ‘total apoyo a los rebeldes’” [3].

Sustentan su  posición en contra de un “total apoyo a los rebeldes” en el hecho de que aún no existe la clase trabajadora como sujeto político independiente luchando por un derrocamiento revolucionario de Assad, que dé lugar a un Estado de transición al socialismo rumbo a una Federación de Repúblicas Socialistas de Medio Oriente” [4].

Como la lucha de las masas está encabezada por direcciones burguesas y el imperialismo actúa, como hizo siempre, con una política para derrotar la revolución, para esta corriente todo el proceso acaba siendo “cooptado” o “subordinándose” a esas direcciones contrarrevolucionarias.

En el caso de Libia, por ejemplo, cuando comenzaron los ataques aéreos de la OTAN sentenciaron que, a partir de ese momento, todos los combatientes libios habían sido “cooptados” y se habían transformado en “tropa terrestre” [5] del imperialismo.

Ahora dicen lo mismo en Siria: “Como vimos en Libia, e incluso en Egipto, la lucha de las masas acaba siendo utilizada conscientemente por las direcciones burguesas y pequeño burguesas rebeldes y por el imperialismo para evitar el derrocamiento revolucionario del régimen y de las instituciones fundamentales del Estado burgués. En Siria la historia se repite” [6].

A partir de este análisis del proceso, cuando decimos que la LIT-CI “apoya incondicionalmente la lucha armada del pueblo sirio, dirija quien la dirija políticamente” [7], nos acusan de “abandono de cualquier perspectiva revolucionaria” [8].

Primero, despejemos una falsa polémica.

Nosotros coincidimos en que en el conflicto sirio aún no existe “la clase trabajadora como sujeto político independiente” que esté luchando por un programa socialista revolucionario rumbo a la “Federación de Repúblicas Socialistas de Medio Oriente”.

Por el contrario, todos sabemos que la inmensa mayoría de las milicias rebeldes están comandadas por direcciones burguesas, como el Consejo Nacional Sirio (CNS) o la cúpula del ELS que, además, son profundamente pro-imperialistas. También es innegable que la clase obrera, como sujeto social, no sólo no es el caudillo de la revolución sino que actúa en la resistencia contra la dictadura en forma diluida.

Ante esto, es elemental la cuestión de que los revolucionarios debemos luchar con todas nuestras fuerzas para impulsar la hegemonía obrera y para dotar al proceso sirio de una dirección política socialista revolucionaria.

Entonces, esta nunca fue la discusión. 

La discusión es: ante la inexistencia actual de “la clase trabajadora como sujeto político independiente” y de una dirección que luche por la “Federación de Repúblicas Socialistas de Medio Oriente”, y mientras eso no exista, ¿cuál debe ser la posición militar de los revolucionarios en el enfrentamiento armado entre los rebeldes (que tienen como dirección al CNS y a la cúpula del ELS) y la dictadura de Al Assad? ¿Damos “total apoyo” a la causa de la revolución siria y luchamos hombro a hombro con los rebeldes a pesar de esas direcciones burguesas y pro-imperialistas, sí o no?

Nuestra posición es clara: estamos en la trinchera rebelde (con todas sus contradicciones) contra Assad, y combatimos a las direcciones burguesas y al imperialismo desde esa ubicación militar.

La FT tiene una posición y una política opuestas. Como la realidad no se ajusta a sus condiciones (no existe una dirección revolucionaria ni una hegemonía obrera), no apoya ni se ubica militarmente en el bando rebelde. Es decir, no combate a la dictadura siria en la forma concreta en que esa lucha ocurre en la realidad.

Esto es así pues, en medio de un enfrentamiento armado, negar un “apoyo total” a la victoria militar rebelde tiene como consecuencia, concreta e inevitable, el favorecimiento de la victoria militar de Al Assad.

Por eso el marxismo siempre enseñó que nunca se puede confundir, como hace la FT, el carácter objetivo de los procesos con su dirección. De la misma forma que no debemos confundir la justeza de una huelga obrera con su dirección burocrática, no debemos confundir la justa causa por la cual lucha el pueblo sirio con sus direcciones traidoras.
 
Campos militares e independencia de clase

La FT nos ataca diciendo que en Siria actuamos con una “lógica de dos campos y sólo dos, ubicándose en el progresivo” [9]. Esta supuesta “lógica semi-campista” [10], según argumentan,sería equivocada pues termina en una “adaptación” a las direcciones burguesas, cuando la tarea es “fortalecer un ‘tercer campo’ obrero” [11].

Para entender esta discusión es necesario separar y comprender dos conceptos que la FT confunde. Nos referimos a los conceptos de campo militar e independencia de clase.

Los revolucionarios nunca apoyan políticamente a la burguesía ni al imperialismo; jamás apoyamos a ningún gobierno capitalista, ni siquiera aquellas medidas que se muestran “progresivas”. Para el marxismo, la burguesía es contrarrevolucionaria en su conjunto. Esto significa que no existen “campos burgueses progresivos”, como defendían los mencheviques, Stalin y Mao. Por eso, ante cada enfrentamiento concreto de la lucha de clases, siempre mantenemos nuestro programa revolucionario y completa independencia política respecto de la burguesía y el imperialismo.

Ahora bien, en ciertos momentos, la lucha de clases llega a su máximo grado y se expresa a través del choque físico, de la guerra, pudiendo tratarse de guerras inter-imperialistas, colonialistas, de liberación nacional o guerras civiles.

En estos casos extremos, se conforman campos militares, que tienen que ver, exclusivamente, con los bandos que se enfrentan físicamente en un determinado conflicto armado. La existencia de estos campos militares y su composición específica, en la inmensa mayoría de los casos, es independiente a la voluntad de los revolucionarios.

Se dan, entonces, situaciones contradictorias. Por ejemplo, es muy común que en determinados enfrentamientos armados, sobre todo en aquellos donde se combate contra una dictadura o contra el imperialismo, la burguesía se divida y sectores de la clase explotadora participen de la lucha armada junto a la clase obrera y el pueblo en general, llegando incluso a dirigir política y militarmente ese campo militar.

Por ejemplo, durante la revolución rusa de 1917, el campo militar contra el golpe de Kornilov, era dirigido política y militarmente por el gobierno burgués de Kerensky. La lucha armada contra la invasión japonesa a China, iniciada en 1937, fue comandada por Chiang Kai-shek, burgués y asesino de comunistas. Asimismo, en 1982, el campo militar de la Argentina contra el imperialismo inglés durante la guerra de Malvinas, era dirigido política y militarmente por la sanguinaria dictadura argentina.

En estos casos, para tener una posición y una política revolucionarias, es necesario seguir a Lenin que, reivindicando la premisa de von Clausewitz, decía que toda “guerra es la continuación de la política por otros medios” y, en ese sentido, ante cualquier enfrentamiento armado, lo primero es siempre “analizar la naturaleza de la guerra” sobre la base del estudio de “la política que precede a la guerra”.

A partir de esta premisa, los revolucionarios siempre deben preguntarse: ¿existe un campo militar “progresivo” desde el punto de vista del avance de la revolución?

Puede ser que no exista ningún campo militar “progresivo” y que, por lo tanto, los revolucionarios deban adoptar la política del derrotismo revolucionario, es decir, batallar por la derrota de todos los bandos enfrentados. Esta fue, por ejemplo, la política de Lenin y Trotsky ante el enfrentamiento entre las potencias imperialistas en la Primera Guerra Mundial.

Pero, si existe un campo militar “progresivo”, los revolucionarios, preservando su total independencia política y denunciando a las direcciones burguesas, tienen la obligación de participar de él y de apoyar su victoria militar de manera incondicional. Dicho de otra forma, en esos casos, los marxistas mantienen siempre su independencia política y su programa revolucionario dentro del campo militar “progresivo”.

¿Cómo se aplican estas lecciones del marxismo en Siria? Si la “guerra es la continuación de la política por otros medios” y desde el comienzo de las movilizaciones en Siria estuvimos al lado del pueblo sirio y a favor de derrocar a Al Assad, cuando ese enfrentamiento dio un salto y derivó en lucha armada nos ubicamos en el campo militar junto al pueblo sirio. Esto es así porque en Siria existen dos y no tres campos militares. El “tercer campo obrero independiente” del cual habla la FT sólo se puede fortalecer a partir de combatir en el campo militar rebelde.

Este fue siempre el criterio de Lenin y Trotsky. Cuando se dio el intento de golpe contrarrevolucionario de Kornilov, nuestros maestros, sin dejar de combatir y denunciar a su gobierno burgués, no dudaron en participar en el campo militar de Kerensky. “Apoyamos nuestro fusil en el hombro de Kerensky, luego saldamos cuentas”, tal fue la consigna bolchevique.

De la misma forma, en Malvinas, el morenismo no tuvo dudas para posicionarse en el campo militar argentino para derrotar al imperialismo inglés, a pesar de que esa guerra era conducida por la dictadura militar. Y desde esa ubicación denunció implacablemente a los militares genocidas argentinos.

Esta fue la misma posición de Trotsky, como veremos enseguida, durante la revolución y la guerra civil española.
 
La tarea esencial es ser “los mejores soldados” contra Al Assad

La revolución española se expresó en una guerra civil (1936-1939) en la cual se enfrentaron dos campos militares: el republicano y el fascista.

Ambos campos militares eran dirigidos por sectores burgueses y apoyados por distintos imperialismos.

El bando fascista era comandado por el general Franco, que tenía el apoyo de los imperialismos nazi-fascistas de Alemania e Italia, y el bando republicano, en el cual participaba la clase obrera y el pueblo pobre a través de sus milicias y organizaciones, era comandado por un gobierno burgués de Frente Popular que, a su vez, era apoyado por los imperialismos “democráticos” de Francia e Inglaterra, y también por Stalin.

Ante ese enfrentamiento de campos militares con direcciones burguesas, ¿existía un campo militar “progresivo” para Trotsky? La respuesta es un sí categórico: el campo militar republicano contra el fascista.

¿Por qué era “progresivo”, a pesar de la dirección traidora republicana? Porque una victoria de Franco significaría una derrota histórica del proletariado y la revolución española y una victoria de la contrarrevolución, como desgraciadamente se dio.

Lo definió de esta manera: “Negarse a apoyar a los ejércitos republicanos es algo que sólo pueden dejar de hacer los cobardes y los traidores agentes del fascismo. El deber elemental de todo revolucionario es luchar contra Franco, Mussolini y Hitler” [12].

Cuando le preguntaron cuál debería ser la “actitud del partido revolucionario español” ante la guerra civil, Trotsky dio un claro ejemplo de cómo se deben diferenciar claramente los conceptos de apoyo político y campo militar

Le diría: “Nada de alianza política con la burguesía”, como primera condición. La segunda: “Debéis ser los mejores soldados contra los fascistas”. La tercera: “Debéis decir a los soldados, a los demás soldados y campesinos: ‘Debemos hacer de nuestro país el país del pueblo. Cuando hayamos ganado a las masas, expulsaremos a la burguesía, tomaremos el poder y haremos la revolución social” [13].

Tomando estos criterios de Trotsky para la guerra civil española, es fundamental preguntarnos: ¿existe un campo militar “progresivo” en Siria, en el cual los revolucionarios tienen el “deber elemental” de combatir como “los mejores soldados”?

Nosotros sostenemos que sí existe y es el campo militar rebelde que combate a la dictadura de Al Assad.

Las enseñanzas de Trotsky, en nuestra opinión, se aplican perfectamente a la guerra civil en Siria. Por eso, para la LIT-CI, quienes se consideren revolucionarios deben, en primer lugar, ser los “mejores soldados” contra Al Assad.

Sólo a partir de esta ubicación en el enfrenamiento armado, como hizo Trotsky en España, podremos presentar “a los demás soldados” nuestro programa socialista revolucionario y disputar la dirección política de ese campo militar a las direcciones burguesas y serviles del imperialismo, construyendo la indispensable dirección obrera y revolucionaria que el pueblo sirio necesita para ganar la guerra y poder avanzar no sólo hasta el derrocamiento de la dictadura sino hasta la toma del poder y la construcción del socialismo en Siria y en la región.

La FT, que no diferencia los campos políticos de los campos militares y que confunde el proceso objetivo con sus direcciones, está haciendo lo opuesto de lo que decía Trotsky para la revolución española.

Cualquiera que aplique la lógica de esta corriente, al compararla con la de Trotsky, no podrá evadir esta pregunta: ¿pero acaso los “ejércitos republicanos” no eran dirigidos por un gobierno burgués (el Frente Popular)?

He ahí que la FT tiene un problema grave para sustentar sus posiciones para Siria y para Libia en la tradición trotskista.

Les preguntamos: ¿actuó Trotsky con una “lógica semi-campista” cuando se ubicó militarmente en el bando republicano, sí o no? ¿Al “apoyar a los ejércitos republicanos”, Trotsky capituló completamente a sus dirigentes burgueses, pequeñoburgueses y stalinistas y se transformó en el “mejor soldado” de la burguesía (¿“tropa terrestre del Frente Popular español”?), sí o no?

Si es coherente con su lógica, la FT debería responder que sí. O bien decir que la dirección republicana en España era una dirección revolucionaria.

Nos dirán: ¡España es diferente a Siria! pues existían “fuertes organizaciones de la clase trabajadora” [14]. Eso es verdad. Existen muchas diferencias entre la revolución española y la actual revolución siria. Pero existen dos coincidencias fundamentales: las dos revoluciones se expresaron en guerras civiles y ninguna fue dirigida por un partido revolucionario ni la clase obrera actuó como un “sujeto político independiente”.

A partir de este profundo error teórico, toda su política es estéril, no solamente ante el problema militar sino en relación con la propia construcción de una dirección revolucionaria.

Al “ni-ni” de la FT, el viejo Trotsky respondería en los mismo términos con los que polemizó con varios sectores ultraizquierdistas que, ante la guerra civil española, veían un mero enfrentamiento “entre campos burgueses” [15] y levantaban la política del “derrotismo revolucionario”:

Imaginaros a un revolucionario en medio de los dos campos de la guerra civil con su bandera: ‘Ni victoria ni derrota’. Esta consigna es válida para Poncio Pilato, no para un revolucionario […] Participamos en la lucha contra Franco como los mejores soldados, y al mismo tiempo, en interés de la victoria sobre el fascismo, agitamos la revolución social y preparamos el derrocamiento del gobierno derrotista de Negrín. Sólo una actitud semejante puede acercarnos a las masas [16].
 
Una calumnia en la discusión

La discusión con la FT sobre este asunto comienza necesariamente por salir al paso de una calumnia.

Entonces dicen que el problema de las armas “no es simplemente militar” [17] sino una “cuestión de (…) luchar por una política de independencia de clase (…) en relación a los sectores más abiertamente pro imperialistas, como el Consejo Nacional de Transición sirio, sino también de la dirección del Ejército Sirio Libre” [18], algo que la LIT-CI, según ellos, no hace, pues su “política para Siria borra cualquier delimitación de clase, al limitarse a adaptarse acríticamente al sector opositor hegemonizado por la burguesía” [19].

Esta acusación es completamente falsa. Siempre hemos denunciado el papel inconsecuente y traidor de esas direcciones, exactamente por su carácter de clase capitalista. Esto lo puede comprobar cualquiera que lea nuestras declaraciones.

Pero, para mostrar una vez más el método calumnioso, opuesto al trotskismo, que desarrolla la FT, la cita de dos ejemplos es suficiente. El primero, en relación al CNS y al ELS:

Es de vida o muerte que, al calor de la lucha contra el régimen de Assad, sea el pueblo, sea la clase trabajadora siria la que se auto organice y se auto determine a la hora de definir los destinos de su lucha. Dirigentes como los actuales, tanto del CNS como del ELS, si bien pueden estar momentáneamente en el mismo campo militar que el pueblo pobre, en contra de Assad, por su carácter de clase acabarán, más temprano que tarde, traicionando las reales aspiraciones populares, no sólo económicas, sino hasta las que existen en el terreno de las libertades democráticas (…) La única salida, para una victoria estratégica, es construir una dirección revolucionaria e internacionalista que tome las riendas del proceso [20].

Sobre el CNT libio, sostuvimos: “El CNT pretende desmontar la revolución a través de encauzar los anhelos de cambio, haciendo promesas de las elecciones y de una asamblea constituyente controlada desde arriba. Las milicias populares no pueden depositar confianza en el CNT tan siquiera un minuto. Eso equivaldría al fin de la revolución (...)” [21]. Y así podríamos citar decenas.

Preguntamos: ¿dónde está la “adaptación acrítica al sector opositor hegemonizado por la burguesía”? ¿Dónde está la falta de “independencia de clase” y de una “estrategia revolucionaria”? ¿Dónde está el “abandono” de la LIT-CI a la tarea de construir una dirección revolucionaria? Sólo en las afirmaciones mentirosas de la FT.

Desde el momento en que la LIT-CI sí se diferencia y denuncia el papel de las direcciones traidoras del campo militar rebelde, tanto en Libia como en Siria, al mismo tiempo en que luchamos por construir una dirección revolucionaria, la verdadera crítica de la FT que se mantiene es que exigimos “armas para los rebeldes”. Esta es la verdadera discusión.

Y esto no debe extrañar a nadie. Es una derivación lógica de su posición contraria a ser “los mejores soldados” contra la dictadura, una postura que, como vimos en el caso de España, Trotsky atribuía sólo a los “cobardes” y “traidores”.
 
No exigir armas para los rebeldes sirios es facilitar la derrota de la revolución

La FT justifica esta posición diciendo: “No se trata de pedir armas para direcciones burguesas (…)” [22].

En este sentido, en el caso de Libia, afirman que “no bastaba el armamento de “milicias”, sino que el problema de su composición social, el carácter de la organización y de su dirección, son decisivos”. Insisten en esto diciendo que La cuestión política decisiva se concentraba (…) en la falta de un polo independiente con influencia de masas que pudiera pesar en la rebelión” [23].

Les preguntamos: ¿mientras no exista un partido revolucionario y un “polo proletario revolucionario” no respondemos al problema concreto del armamento? ¿Dejamos que esa revolución sea aplastada y ahogada en sangre? ¿El pueblo sirio debe renunciar a un derecho democrático tan básico como el pedir armas para defenderse sólo porque aún no ha podido construir esa dirección revolucionaria?

Apelando nuevamente a las lecciones históricas de la revolución española, la FT debería responder: ¿no fue unánime en toda la izquierda, en el Estado español y en el mundo, la exigencia de armas y apoyo material a la República cuando los trabajadores y el pueblo se enfrentaban a las tropas de Franco? ¿No se exigían esas armas, especialmente a Inglaterra y Francia? ¿Y acaso la dirección del campo militar republicano no era un gobierno burgués traidor? ¿Acaso Inglaterra y Francia no eran países imperialistas? ¿No quedó para la historia su negativa a enviar ese armamento como una demostración de rechazo infame a apoyar la revolución, que terminó en el triunfo militar de Franco?

Otro argumento es que la exigencia de armas para los rebeldes sería “como mínimo utópica y sembradora de ilusiones en el imperialismo” pues el conjunto de las potencias “no tiene esa política” [24] e impulsan “una salida negociada”. 

Pues bien, ¿desde cuándo los revolucionarios dejamos de hacer una justa exigencia a algún gobierno capitalista porque tal medida “no es la política” de ese gobierno?

Exactamente por eso, la exigencia de armas a los países imperialistas tiene la utilidad política de desenmascarar a esas potencias como enemigas de la revolución, precisamente para combatir las ilusiones de quienes confían en los discursos “democráticos” del imperialismo.

Pero supongamos que, por una combinación de contradicciones, la política del imperialismo fuera la de armar a los rebeldes, ¿llamaríamos a los combatientes sirios a que rechacen esas armas aunque estén siendo masacrados? ¿Llamaríamos a la clase obrera de Estados Unidos, Francia o el Reino Unido a sabotear los posibles cargamentos de armas para los rebeldes sirios?

Toda política tiene consecuencias concretas. En este caso, no exigir o ser contrarios a aceptar armas para los rebeldes sirios equivale, en los hechos, a avalar que el pueblo sirio continúe siendo masacrado por el tirano Al Assad.
 
Una política contraria a la de Trotsky en la guerra civil española

La FT, en su auxilio, cita a Trotsky cuando afirmó que en España: “No eran armas ni “genios” militares lo que faltaba en Madrid o Barcelona, pero sí un partido revolucionario” [25].

Es verdad que lo que faltó en España fue un partido revolucionario, pero eso no impidió que Trotsky, al tiempo que intentaba construirlo, tuviera una política clara para conseguir las armas que los revolucionarios españoles necesitaban.

En este sentido, es sumamente esclarecedor un texto que Trotsky con el sugestivo título de “Aprendan a pensar. Una sugerencia amistosa a ciertos ultraizquierdistas”. En este artículo de 1938, Trotsky expone claramente su posición general sobre aceptar o no armas del imperialismo:

Supongamos que mañana estalla una rebelión en la colonia francesa de Argelia bajo la bandera de la independencia nacional y que el gobierno italiano, motivado por sus propios intereses imperialistas, se prepara para enviarles armas a los rebeldes. ¿Cuál debe ser la actitud de los obreros italianos en este caso? Intencionalmente he tomado un ejemplo de rebelión contra un imperialismodemocráticocon la intervención a favor de los rebeldes de un imperialismofascista. ¿Deben los obreros italianos evitar el envío de armas a los argelinos? Dejemos que los ultraizquierdistas se atrevan a contestar afirmativamente esta pregunta. Cualquier revolucionario, junto con los obreros italianos y los rebeldes argelinos, repudiarían tal respuesta con indignación. Aunque al mismo tiempo estallase una huelga general marítima en la Italia fascista, los huelguistas deberían hacer una excepción en favor de aquellos barcos que llevasen ayuda a los esclavos coloniales en rebelión; de otra forma no serían sino viles sindicalistas, no revolucionarios proletarios.

Al mismo tiempo, los obreros marítimos de Francia, aunque no se enfrenten a ninguna huelga, estarán obligados a realizar cualquier esfuerzo para bloquear el embarque de municiones que se pretenda usar contra los rebeldes. Sólo una política tal, por parte de los obreros italianos y franceses, constituye la política del internacionalismo revolucionario.

Sin embargo, ¿no significa esto que los obreros italianos moderan su lucha, en este caso, contra el régimen fascista? Ni en lo más mínimo. El fascismo presta "ayuda" a los argelinos tan sólo para debilitar a su enemigo, Francia, y extender su mano rapaz sobre sus colonias. Los obreros revolucionarios italianos no olvidan esto en ningún momento. Hacen un llamado a los argelinos para que no confíen en su "aliado" traicionero y, al mismo tiempo continúan su propia lucha irreconciliable contra el fascismo, "el principal enemigo en su propio país". Sólo en esta forma pueden obtener la confianza de los rebeldes, ayudar a la rebelión y fortalecer su propia posición revolucionaria” [26].

Trotsky actuó con estos mismos criterios durante la guerra civil española.

En primer lugar, siempre denunció como una traición favorable a la victoria del fascismo en España el “Pacto de No Intervención”, impulsado por el gobierno de Frente Popular francés, encabezado por el socialdemócrata León Blum y apoyado firmemente por el Reino Unido.

Esta “pérfida no intervención” [27], en palabras de Trotsky, entre otras medidas, se basó en promover un “embargo de armas” para ambos lados beligerantes [28]. Este embargo, como los trotskistas y toda la izquierda republicana denunciaron, fue una gigantesca farsa que sólo favoreció al fascista Franco, que nunca paró de recibir armas y soldados de los imperialismos alemán e italiano.
 
En un texto titulado “Contra el ‘derrotismo’ en España”, insiste nuevamente sobre la cuestión de los revolucionarios ante las armas, en el marco de la existencia de un campo militar “progresivo”:
 
Tomemos un ejemplo: Dos barcos con armas y municiones salen de Francia o de los Estados Unidos, uno para Franco y otro para Negrín. ¿Qué actitud deberían tomar los trabajadores? ¿Sabotear el transporte de los dos o sólo el de Franco? No somos neutrales. Dejaríamos pasar el barco con municiones para Negrín. Sin ilusiones, sabemos que de estas balas, nueve de cada diez serán dirigidas contra los fascistas, pero al menos una contra nuestros camaradas. Pero de las municiones destinadas a Franco, diez de diez serán dirigidas contra nuestros camaradas. No somos neutrales. No dejaríamos pasar el barco con municiones para Franco. Entiéndase bien, si se produjese en España una insurrección obrera armada, intentaríamos hacer llegar las armas y las municiones hasta las masas de obreros insurrectos. Pero mientras no tengan suficiente fuerza para esto, escogeríamos el mal menor [29].
 
En otro texto, polemizando con Craipeau, un camarada francés, Trotsky dice:
 
Las reuniones de trabajadores vibraron por meses con el grito: “Aeroplanos para España”.Imaginen por un momento que Blum hubiera decidido enviar algunos. Imaginen que en este preciso momento estuviera en curso una huelga de estibadores o marineros. ¿Qué habría hecho Craipeau? ¿Se habría opuesto al grito “Aeroplanos para España”? ¿Habría aconsejado a los trabajadores en huelga hacer una excepción para esta carga de aeroplanos? Pero la Unión Soviética envió realmente aeroplanos (a un precio bastante alto y con la condición de apoyar el régimen capitalista, eso lo sé muy bien). ¿Habrían exhortado los bolcheviques leninistas a los trabajadores soviéticos a sabotear estos cargamentos? ¿Sí o no? [30]
 
Es claro que, ante el enfrentamiento armado, Trotsky aceptaría los “aeroplanos” del imperialista Blum, y es claro que no se quedó sentado ni comentando que los “obreros insurrectos” aún no “tenían fuerza suficiente” para posicionarse por la victoria militar contra el fascismo ni para “dejar pasar” armas para Negrín, el “mal menor” desde el punto de vista militar.
 
Por supuesto, esto nunca significó un apoyo político al gobierno republicano, a punto tal que Trotsky se opuso a apoyar los créditos de guerra que Negrín solicitó en las Cortes.
 
La FT cita una frase de Trotsky que dice:
 
En tanto que partido revolucionario, ¿movilizamos hoy en día voluntarios para Negrín? Esto significaría enviarlos a las garras de la G.P.U. ¿Colectar dinero para el gobierno Negrín? ¡Absurdo! colectaremos dinero para nuestros propios camaradas en España, y si enviamos camaradas, será clandestinamente, para nuestro propio movimiento. ¿Nuestra actitud frente a comités como el Comité americano para la democracia en España, frente, a los mítines, acciones sindicales, etc.? Defenderemos la idea de que los sindicatos deben colectar dinero, no para el gobierno, sino para los sindicatos españoles, para las organizaciones obreras [31].
 
Alguien que lea esta cita fuera de su contexto, podría pensar que Trotsky sólo estaba a favor de mandar y recibir ayuda material para ciertas milicias o “sindicatos obreros” independientes del gobierno de Negrín. Pero eso no es así, como el mismo Trotsky explica en el párrafo siguiente, que la FT no cita:
 
Si se nos objeta que los sindicatos españoles están ligados al gobierno, y que por lo tanto sería inadmisible mandarles dinero, responderemos mencionando un único ejemplo: durante la huelga de los mineros de Gran Bretaña en 1926, enviamos dinero a los sindicatos de mineros, cuyos dirigentes estaban estrechamente ligados al gobierno británico. Los comités de huelga pueden ser reformistas, pueden ser traidores, pueden tener relaciones con los patronos. Pero no podemos dejar de tener en cuenta que mientras los mineros no sean capaces de cambiarlos, les enviaremos dinero, corriendo el riesgo de que traicionen a los obreros [32].
 
De esto, podemos concluir:
 
1)                 Trotsky estaba por la victoria militar de los republicanos contra el fascismo. Esto significa que batalló por la victoria del campo militar republicano de conjunto, a pesar de que este era dirigido por burgueses, pequeñoburgueses y stalinistas traidores. Por eso estuvo a favor de “dejar pasar” el “barco con municiones para Negrín”, venido de “Francia y Estados Unidos”, y declaró que “ayudaría a Caballero con todos los medios materiales, contra el fascismo” [33], a sabiendas de que estos eran gobiernos burgueses.
 
2)                 Ahora bien, “en tanto que partido revolucionario”, es decir, refiriéndose a la campaña propia y específica de los trotskistas, no juntaría ni mandaría voluntarios o dinero para el gobierno de Negrín sino para los sindicatos españoles. Eso es correcto. Pero en el marco de ese criterio, Trotsky es categórico y aclara que mandaría esa ayuda colectada por el “partido revolucionario” incluso cuando esos sindicatos eran “reformistas”, tenían “relaciones con los patronos” y estaban “ligados al gobierno”.
 
3)                 Esto demuestra dos cuestiones en la polémica con la FT. La primera es que Trotsky, a la hora de exigir o aceptar armas, nunca tuvo el criterio de la FT de que “no se trata de pedir armas para una dirección burguesa”. La segunda es que el viejo revolucionario no esperó sentado a que exista una dirección revolucionaria, ni siquiera un “polo proletario independiente”, para mandar ayuda material, como exige la FT para Siria.
 
De la misma forma que actuó Trotsky, la LIT-CI exige y aceptaría armas y “aeroplanos” de “Francia y Estados Unidos”, o del gobierno que fuera, para el campo rebelde en general, aunque la mayor parte de estas armas pase por las manos de las direcciones burguesas de ese campo y, a nivel de nuestra campaña en particular, mandamos la ayuda que colectamos a aquellos sectores más progresivos e independientes de la resistencia siria.

Todo esto desnuda que las diferencias de la FT con la LIT-CI son, en verdad, diferencias con Trotsky.

Estas son lecciones muy importantes para actuar en las revoluciones actuales. En este sentido, en nuestra opinión, a los ultraizquierdistas de hoy les cabe exactamente la sentencia que Trotsky dio a los fraseólogos “derrotistas” en la guerra civil española:

Aquellos ultraizquierdistas que no quieren pensar como marxistas –es que de eso se trata– serán sorprendidos por la guerra. Su política en tiempos de guerra será la fatal consumación de su política en tiempos de paz. El primer disparo de artillería enviará a los ultraizquierdistas a la inexistencia política o los llevará al campo del social-patriotismo, exactamente como a los anarquistas españoles, aquellos absolutos "negadores" del estado, que por las mismas razones se convirtieron en ministros burgueses cuando llegó la guerra. Para poder llevar adelante una política correcta en tiempos de guerra, debemos aprender a pensar correctamente en tiempos de paz [34].
 
De la misma forma, todo el razonamiento ultraizquierdista de la FT en las guerras civiles de Siria y Libia los ubicó, ante “el primer disparo de artillería”, objetivamente contra esas revoluciones.  


[1]ISHIBASHI, Simone. Abaixo a intervenção imperialista na Síria. Disponible en: http://www.ler-qi.org/Abaixo-a-intervencao-imperialista-na-Siria (Todas las traducciones son nuestras).
[2]ISHIBASHI, Simone. A crise síria e a necessidade de uma política revolucionária. Disponible en: http://www.ler-qi.org/A-crise-Siria-e-a-necessidade-de-uma-politica-revolucionaria .
[3]Ídem.
[4]Ídem.
[5]CINATI, Claudia. La OTAN busca asegurarse el control de Libia. Disponible en:http://www.pts.org.ar/La-OTAN-busca-asegurarse-el-control-de-Libia
[6]ISHIBASHI, Simone. A crise síria e a necessidade de uma política revolucionária.
[7]Ídem.
[8]Ídem.
[9]MOLINA, Eduardo e ISHIBASHI, Simone. A un año y medio de la “primavera árabe”. Disponible en: http://www.ft-ci.org/A-un-ano-y-medio-de-la-primavera-arabe
[10]Ídem.
[11]Ídem.
[12]TROTSKY, León: Por la victoria de la Revolución española. Disponible en  http://www.ceipleontrotsky.org/Por-la-victoria-de-la-Revolucion-espanola (Subrayados nuestros).
[13]TROTSKY, León. Los revolucionarios en la guerra civil. Disponible en: http://www.ceip.org.ar/160307/index.php?option=com_content&task=view&id=990&Itemid=114 (Subrayados nuestros).
[14]ISHIBASHI, Simone. A crise síria e a necessidade de uma política revolucionária
[15]La FT presentó la lucha en Libia como un enfrentamiento entre “campos burgueses” o simplemente entre “entre la dictadura en descomposición y un bloque rebelde manipulado por la cooptación imperialista”. Ver A un año y medio de la “primavera árabe”, antes citado. 
[16]TROTSKY, León. Contra el “derrotismo” en España. Disponible en:http://ceipleontrotsky.org/Contra-el-derrotismo-en-Espana(Subrayados nuestros).
[17]ISHIBASHI, Simone. Abaixo a intervenção imperialista na Síria.
[18]Ídem.
[19]Ídem.
[20]LEÓN, Ronald. Comenzó la guerra civil en Siria. Disponible en: http://litci.org/inicio/newspaises/asia/siria/3016-comenzo-la-guerra-civil-en-siria.
[21]LEÓN, Ronald. ¿Dónde está la revolución y dónde la contrarrevolución en Libia?. Disponible en: http://www.litci.org/artigos/747-libia/2958-idonde-esta-la-revolucion-y-donde-la-contrarrevolucion-en-libia.
[22]ISHIBASHI, Simone. A crise síria e a necessidade de uma política revolucionária.
[23]MOLINA, Eduardo e ISHIBASHI, Simone. A un año y medio de la “primavera árabe” (Subrayados nuestros).
[24]ISHIBASHI, Simone. A crise síria e a necessidade de uma política revolucionária.
[25]TROTSKY, León. Lección de España; última advertencia. Disponible en: http://www.ceipleontrotsky.org/Leccion-de-Espana-ultima-advertencia
[26]TROTSKY, León. Aprendan a pensar. Disponible en: http://ceipleontrotsky.org/Aprendan-a-pensar (Subrayado nuestro).
[27]Trotsky, polemizando con Craipeau, dirigente francés del Movimiento por la Cuarta Internacional, escribió: “Si Blum en vez de declarar la pérfida “no intervención” –siempre a las órdenes del capital financiero– hubiera apoyado a Caballero y Negrín con su democracia capitalista, ¿hubiera renunciado Craipeau a su oposición irreductible contra el gobierno del “Frente Popular”? ¿O habría renunciado al deber de distinguir entre los dos campos que se enfrentaban en España y adaptar su política a esta distinción?”. En “Una vez más: la Unión Soviética y su defensa”, disponible en: http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/36.htm.
[28]En agosto de 1936, 27 estados europeos firmaron el “Acuerdo de No Intervención en España” mediante el cual decidieron "abstenerse rigurosamente de toda injerencia, directa o indirecta, en los asuntos internos de ese país" y prohibieron “la exportación... reexportación y el tránsito a España, posesiones españolas o zona española de Marruecos, de toda clase de armas, municiones y material de guerra”.
[29]TROTSKY, León. Contra el “derrotismo” en España. (Subrayados nuestros).
[30]TROTSKY, León. Una vez más: la Unión Soviética y su defensa. Disponible en: http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1940s/dm/36.htm
[31]TROTSKY, León. Contra el “derrotismo” en España.
[32]Ídem.
[33]TROTSKY, León. Los revolucionarios en la guerra civil. (Subrayados nuestros).
[34]TROTSKY, León. Aprendan a pensar. (Subrayados nuestros).