martes, 22 de diciembre de 2009

Elecciones en América Latina por Carmen Carrasco


En Bolivia, Uruguay, Honduras y Chile, se suceden elecciones presidenciales. En los cuatro casos, los antecesores eran gobiernos de “izquierda”: Evo Morales, el depuesto Zelaya, Michele Bachelet y Tabaré Vásquez. En Bolivia y Uruguay triunfaron el MAS y el Frente Amplio, en Honduras ganó el derechista Porfirio Lobo, y en Chile todo parece indicar que ganará el candidato de derecha Sebastián Piñera.


Uruguay

Mujica y el Frente Amplio continuarán garantizando los intereses patronales
Ya teníamos presidentes indígenas, nacionalistas, ex obreros, ex sacerdotes, y ahora triunfó en la segunda vuelta José Mujica, el ex guerrillero tupamaro, derrotando a Lacalle, el candidato de los partidos Nacional y Colorado.

De esta manera, Mujica inicia un segundo periodo del Frente Amplio, una coalición de partidos de izquierda que gobierna con Tabaré Vásquez desde que, en 2005, desplazó del poder a los partidos tradicionales blanco y colorado.

El gobierno de Vásquez demostró ser el más fiel servidor de los intereses del imperialismo en Uruguay: construyó la pastera Botnia a pesar de la enorme oposición del pueblo argentino por la contaminación del río, vetó la ley de aborto aprobada por el Congreso. En estas elecciones, el famoso plebiscito para derogar la Ley de Caducidad de los crímenes de la dictadura, perdió, porque solo logró un 48% de los votos, y no 50%, como exige la Constitución.

En esta nueva etapa, el ex ministro de Economía Danilo Astori, será el vicepresidente y el hombre de confianza del imperialismo. Por eso, Mujica dice, con su aire campechano y popular, que él le hablará al pueblo, y que Astori hablará en inglés. De esta manera, continuará un gobierno leal a los intereses imperialistas, que ha estado dispuesto a romper incluso el bloque regional Mercosur para firmar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, que sostiene el paraíso fiscal uruguayo donde evaden impuestos argentinos y brasileños, mientras que el nivel de vida de su pueblo es cada vez más bajo.


Bolivia
La reelección de Evo


En las elecciones presidenciales triunfó de manera aplastante Evo Morales y del MAS, tras casi cuatro años de gobierno, obteniendo 63% de los votos y una amplia mayoría en la Asamblea Legislativa Plurinacional, en la que tendría 108 de las 166 bancas, de acuerdo con la constitución que se aprobó en enero. Este es un triunfo contundente, tras los graves enfrentamientos de más de un año con la burguesía de la Media Luna, cuyos candidatos, Manfred Reyes Villa y Leopoldo Fernández (preso por la masacre de campesinos de Pando), obtuvieron un 27% de los votos, quedando en un lejano segundo lugar.

Este resultado demuestra que los mejores garantes de la estabilidad, tanto para la burguesía boliviana, como para el imperialismo, son Evo y su vicepresidente, García Linera, que han dado muestras suficientes de respetar la propiedad privada y las inversiones imperialistas, así como de buscar siempre un canal de diálogo y de negociación con los sectores más recalcitrantes de la burguesía autonomista. Gracias a Evo, las multinacionales han conseguido enormes concesiones, como el control de importantes yacimientos mineros, gracias a Evo continúa existiendo la minería privada, y se preparan concesiones para explotar el litio de Uyuni, gracias a Evo, la famosa nacionalización de 2006 se redujo a la compra de acciones por parte del Estado, pero las multinacionales como Petrobras y Repsol continuaron controlando el negocio petrolero.

El enfrentamiento entre el gobierno de Evo y la burguesía de la Media Luna, que el año pasado llevó a choques como el que terminó con la vida de 18 campesinos en Pando, terminó con una negociación en la que Evo aceptó modificar una serie de artículos de la Constitución para garantizar los intereses de la burguesía cruceña.
De esta manera, la famosa “agenda de octubre”, gracias a la cual Evo subió al poder, sigue pendiente.

Honduras
Elecciones fraudulentas


En Honduras, las elecciones del 29 de noviembre dieron la victoria al candidato de derecha Porfirio Lobo, del Partido Nacional, en medio de una altísima abstención, que llegó a ser entre el 65 y el 70%. En algunos lugares, como en San Pedro Sula, la abstención superó el 80%, demostrando en las urnas el enorme descontento popular y la radicalización que existe.

Pocos días después, el Congreso se reunió para rechazar la reinstalación de Mel Zelaya, el presidente depuesto por el golpe militar de Roberto Micheletti, y rápidamente, los gobiernos de Estados Unidos y algunos de Europa, reconocieron al vencedor y validaron estas elecciones amañadas por los golpistas.

El pueblo hondureño realizó una valerosa resistencia al golpe de estado que depuso a Zelaya, pero el movimiento siempre estuvo conducido por los zelayistas, que lo llevaron al camino ciego de las negociaciones, a través del costarricense Oscar Arias, con el apoyo de Chávez, Lula y todos los gobiernos latinoamericanos.

El Frente Nacional de la Resistencia nunca se planteó llamar a la huelga general para echar al gobierno usurpador. De esta manera, se consagra la bancarrota del melismo, y queda demostrada una vez más la cobardía de los dirigentes nacionales que se presentan como “nacionalistas”, “izquierdistas” o “progresistas”.


Chile

El domingo 13 de diciembre se realizan las elecciones presidenciales chilenas, en las que, según las encuestas, se impondrá el candidato de la derecha, Sebastián Piñera, que hasta ahora acapara 44% de los votos, seguido por el candidato oficialista de la Concertación, el ex presidente Eduardo Frei, con 31% de los votos. Detrás se ubican Marco Enríquez Ominami, un diputado ex socialista que decidió participar por fuera de la Concertación, con un 17.7%, y el candidato de la izquierda Jorge Arrate, con un 7.2%.

Lo más probable es que se suceda una segunda vuelta el 17 de enero. Si Frei logra el segundo lugar, los votos de Arrate y parte de los de Ominami irán a su candidatura, pero es probable que todo esto no sea suficiente para derrotar a Piñera, ya que, según las encuestas, Piñera lograría un 49 por ciento.

El fin de una era

La Concertación de Partidos por la Democracia ha gobernado desde 1990, luego de triunfar en el plebiscito de 1988 donde ganó el No a la continuidad de Pinochet. Bajo los estrictos cánones de la Constitución de Pinochet, esta coalición de la Democracia Cristiana, el partido radical y el socialista, ha gobernado sin solución de continuidad con los presidentes Patricio Aylwin y Eduardo Frei (demócrata cristiano), Ricardo Lagos y Michelle Bachelet (socialistas).

En las últimas elecciones, la derechista Alianza por Chile, encabezada por Sebastián Piñera y Joaquín Lavín, obtuvo 25% de los votos en la primera vuelta y 46.5% en la segunda.
Tras veinte años, en los cuales las promesas de mejorar el nivel de vida no se han cumplido, la Concertación se ha desgastado y por primera vez, el tradicional bipartidismo chileno se ha roto, dejando paso a una tercera opción, encabezada por el dirigente Marco Enríquez Ominami, hijo del famoso fundador del MIR, que es el más popular entre la juventud chilena.

La Concertación está pagando en las urnas su política antiobrera, la represión a las manifestaciones estudiantiles y a las huelgas del cobre, y la situación de cada vez mayor pobreza de los trabajadores y el pueblo. Por eso, días antes de las elecciones, los 4000 mineros de Chuqicamata, la principal mina de cobre del país, paralizaron por un día la producción, exigiendo la negociación de su contrato colectivo. De esta manera, se preparan para recibir al nuevo presidente.


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Grecia al borde del default por Carmen carrasco


Dos meses después de llegar al poder, el gobierno socialista de George Papandreu del Pasok está enfrentando la peor crisis económica, en medio de grandes manifestaciones de descontento. Mientras la bolsa cae en picada y la economía se descontrola, toda Europa siente los efectos y teme una escalada financiera en el bloque del euro, por temor a un default griego.

La sacudida se desencadenó cuando la agencia de calificación Standard & Poor´s puso en vigilancia la deuda pública de Grecia ante el deterioro económico del país (déficit superior al 12,5% del PIB, deuda pública del 113% y problemas políticos internos para lograr un acuerdo). Papandreu llegó a decir que “por primera vez desde 1974 cuando se instauró la democracia, la situación de las finanzas públicas amenaza nuestra soberanía nacional”.

Es la primera vez que el fantasma de la suspensión de pagos amenaza a una economía de la Unión Monetaria. Hasta ahora, la crisis venía afectando países europeos que estaban por fuera de la zona Euro, como Letonia, Islandia, Hungría. Pero ahora ha ingresado a los países más débiles de la zona Euro.

Una quiebra de la deuda griega sería una catástrofe para el euro y para sus acreedores, los bancos franceses y alemanes. Si bien es poco probable que suceda, ya que seguramente la Unión Europea acudirá en auxilio del país, el temor es que se genere un efecto dominó en países como España, Italia, Portugal e Irlanda, que también están fuertemente endeudados. Esta semana, por ejemplo, la agencia S&P, rebajó de “estable” a “negativa” la perspectiva de la deuda española, y de inmediato la bolsa cayó y la deuda pública se encareció.

Papandreu aseguró que su gobierno “asumirá todas las medidas necesarias para sacar al país de la crisis” y reducir su déficit, pero en el horizonte aparece la posibilidad de que el país tenga que pedir ayuda al temido FMI, como cualquier país del tercer mundo.

Mientras tanto, enormes movilizaciones continúan teniendo lugar en Atenas. El lunes siete de diciembre, alrededor de 4.000 estudiantes se congregaron en el centro para protestar contra la “arbitrariedad policial” y denunciar la muerte hace un año de un adolescente de 15 años por un disparo de la policía. También en otras ciudades del país salieron estudiantes a las calles.

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COP-15: Algo huele a podrido en Dinamarca por Carmen Carrasco

Más de cien líderes mundiales se dieron cita en la Cumbre Climática de Copenhague realizada entre el 7 al 12 de septiembre, convocada por las Naciones Unidas, para discutir un acuerdo con el fin de reemplazar el protocolo de Kioto firmado en 1997. Esta cumbre es la mayor en la historia para contrarrestar el calentamiento global, y su objetivo es lograr un acuerdo mundial para limitar las emisiones carbónicas e impedir que la temperatura del globo terráqueo aumente más de dos grados en este siglo, lo cual provocaría el derretimiento de los hielos polares y el aumento del nivel de los mares, causando inundaciones y sequías. Para ello, es necesario que la emisión de gases de efecto invernadero se reduzca un 25 a 40% hasta 2020 y un 80 a 95% hasta 2050, lo cual significa bajar sustancialmente el uso de combustibles fósiles, carbón, petróleo y gas. La conferencia tiene dos objetivos: el primero es sobre el protocolo de Kioto, que impone objetivos para la reducción de las emisiones de carbono en los países desarrollados entre 2008 y 2012. El protocolo no impone obligaciones a los países en desarrollo pero estableció un mecanismo de limpieza según el cual los países desarrollados deberían transferir capitales para este proceso. Este protocolo nunca fue ratificado por Estados Unidos, que es el mayor emisor de Gases de Efecto Invernadero (GAEI). El otro tema es la “cooperación de largo plazo” para realizar un nuevo protocolo que contemple mayores compromisos. El problema es que los países imperialistas solo están dispuestos a reducir un 15% estas emisiones: Estados Unidos ofrece recortar solo un 3%, la Unión Europea un 20%. Los países en desarrollo, que han formado un grupo de 77 naciones, acusan a los países imperialistas de no comprometer más dinero para reemplazar los combustibles fósiles en los países en desarrollo. Durante las sesiones, se filtró un borrador de documento final, en el cual se entregaría más poder a los países desarrollados y se dejaría de lado a las Naciones Unidas en todas las futuras negociaciones sobre cambio climático. El documento permite a los países desarrollados emitir hasta el doble de emisiones de carbono que a los habitantes de los países en desarrollo, rompiendo con el protocolo de Kioto, y le da el poder de controlar la financiación del cambio climático al Banco Mundial. De esta manera, el protocolo de Kioto, el único tratado vinculante, irá a parar al basurero. Barack Obama viene de recibir el Premio Nóbel con la frase más sorprendente de la historia: “la guerra tiene un papel para mantener la paz”. Así mismo, se dispone a cerrar la Cumbre de Copenhague, yendo más lejos que George W. Bush, enterrando el protocolo de Kioto que su antecesor se negó a firmar.

Tragedia ecológica

El mundo vive una tragedia ecológica, desde que la enloquecida e irracional revolución industrial capitalista se adueñó del planeta, ahora potenciada por la globalización y la desregulación, acabando con todos los criterios de protección del medio ambiente, provocando el calentamiento global, la polución del agua, el aire y todo tipo de desastres ecológicos. De vez en cuando hacen cumbres como la de Copenhague, como expresión de buenos deseos, pero que son incapaces de modificar la actitud ambiciosa, explotadora y sedienta de ganancias de los grandes monopolios internacionales. Por eso no hay nada que esperar de esta Cumbre, ya que solo cuando los trabajadores gobiernen el mundo, eliminando a los pulpos transnacionales y a sus gobiernos, podremos de verdad empezar a construir un mundo que cuide los recursos naturales y encuentre solución a los graves problemas ecológicos y de polución y de calentamiento global que heredaremos de este capitalismo asesino.

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