martes, 22 de diciembre de 2009

COP-15: Algo huele a podrido en Dinamarca por Carmen Carrasco

Más de cien líderes mundiales se dieron cita en la Cumbre Climática de Copenhague realizada entre el 7 al 12 de septiembre, convocada por las Naciones Unidas, para discutir un acuerdo con el fin de reemplazar el protocolo de Kioto firmado en 1997. Esta cumbre es la mayor en la historia para contrarrestar el calentamiento global, y su objetivo es lograr un acuerdo mundial para limitar las emisiones carbónicas e impedir que la temperatura del globo terráqueo aumente más de dos grados en este siglo, lo cual provocaría el derretimiento de los hielos polares y el aumento del nivel de los mares, causando inundaciones y sequías. Para ello, es necesario que la emisión de gases de efecto invernadero se reduzca un 25 a 40% hasta 2020 y un 80 a 95% hasta 2050, lo cual significa bajar sustancialmente el uso de combustibles fósiles, carbón, petróleo y gas. La conferencia tiene dos objetivos: el primero es sobre el protocolo de Kioto, que impone objetivos para la reducción de las emisiones de carbono en los países desarrollados entre 2008 y 2012. El protocolo no impone obligaciones a los países en desarrollo pero estableció un mecanismo de limpieza según el cual los países desarrollados deberían transferir capitales para este proceso. Este protocolo nunca fue ratificado por Estados Unidos, que es el mayor emisor de Gases de Efecto Invernadero (GAEI). El otro tema es la “cooperación de largo plazo” para realizar un nuevo protocolo que contemple mayores compromisos. El problema es que los países imperialistas solo están dispuestos a reducir un 15% estas emisiones: Estados Unidos ofrece recortar solo un 3%, la Unión Europea un 20%. Los países en desarrollo, que han formado un grupo de 77 naciones, acusan a los países imperialistas de no comprometer más dinero para reemplazar los combustibles fósiles en los países en desarrollo. Durante las sesiones, se filtró un borrador de documento final, en el cual se entregaría más poder a los países desarrollados y se dejaría de lado a las Naciones Unidas en todas las futuras negociaciones sobre cambio climático. El documento permite a los países desarrollados emitir hasta el doble de emisiones de carbono que a los habitantes de los países en desarrollo, rompiendo con el protocolo de Kioto, y le da el poder de controlar la financiación del cambio climático al Banco Mundial. De esta manera, el protocolo de Kioto, el único tratado vinculante, irá a parar al basurero. Barack Obama viene de recibir el Premio Nóbel con la frase más sorprendente de la historia: “la guerra tiene un papel para mantener la paz”. Así mismo, se dispone a cerrar la Cumbre de Copenhague, yendo más lejos que George W. Bush, enterrando el protocolo de Kioto que su antecesor se negó a firmar.

Tragedia ecológica

El mundo vive una tragedia ecológica, desde que la enloquecida e irracional revolución industrial capitalista se adueñó del planeta, ahora potenciada por la globalización y la desregulación, acabando con todos los criterios de protección del medio ambiente, provocando el calentamiento global, la polución del agua, el aire y todo tipo de desastres ecológicos. De vez en cuando hacen cumbres como la de Copenhague, como expresión de buenos deseos, pero que son incapaces de modificar la actitud ambiciosa, explotadora y sedienta de ganancias de los grandes monopolios internacionales. Por eso no hay nada que esperar de esta Cumbre, ya que solo cuando los trabajadores gobiernen el mundo, eliminando a los pulpos transnacionales y a sus gobiernos, podremos de verdad empezar a construir un mundo que cuide los recursos naturales y encuentre solución a los graves problemas ecológicos y de polución y de calentamiento global que heredaremos de este capitalismo asesino.

www.convergenciadeizquierda.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario