martes, 8 de marzo de 2011

Amparo Ochoa - "La mujer" (Se va la vida, compañera)

Amparo Ochoa - Mujer

8 de marzo: Dia internacional de la mujer trabajadora - Todas las notas de la Agencia de Noticias John Reed

Mujer trabajadora y elecciones

Una reflexión en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora
 
En épocas electorales solemos escuchar frases como: “Vota por una mujer para que el país cambie, para que no haya corrupción, porque es un avance para todas las mujeres, etc.”

Esto se vio de forma más concreta en las elecciones municipales pasadas donde dos mujeres eran las principales rivales para sentarse en el sillón municipal. Todos los medios nos vendían el cuento de que el solo hecho de que Lourdes y Susana sean mujeres ya significaba un gran avance frente a la situación de la mujer tradicionalmente identificada como amas de casa.

Con esta misma lógica hoy se promueve el voto a favor de Keiko Fujimori y se apoyaba, mientras estuvo en carrera, a Mercedes Araoz. Mientras los otros candidatos presidenciales colocan en sus planchas a mujeres con la finalidad de captar votos femeninos, o llaman a votar por mujeres para el Congreso como una muestra de “liberación de la mujer”.

La situación de la mujer trabajadora

Debido al sistema patriarcal las mujeres estamos en desventaja frente a los varones, esto se evidenciaen el trabajo, en el machismo, en el acoso sexual, las violaciones, el feminicidio, violencia física y verbal, etc.

Pero es la mujer trabajadora quien soporta, la explotación capitalista que, además de las labores del hogar tenemos que trabajar 10 a 12 horas, y para remate (como consta, según la OIT) con los peores pagos y sin protección laboral.

En las fabricas textiles, por ejemplo, se fuerza a las trabajadoras a quedar­se fuera de la jornada para que sigan produciendo, si la patronal se entera que las obreras están embarazadas las despide, no quiere hacerse cargo del descanso pre y post natal. Para las obreras el derecho a lactancia y al descanso medico prácticamente no existen, además que deben sufrir el acoso de sus superiores y ganar un 20% menos que los varones pese a que produce igual o más que ellos.

La división de las mujeres principalmente es de clase

Ninguna de las mujeres candidatas ha propuesto ni siquiera remotamente res­catar los derechos de mujer trabajadora por una sencilla razón: las candidatas sonmujeres que defienden la explotación capitalista.

Ninguna de ellas habla de aumento de sueldos, de un mayor acceso a la educación para mujeres, de guarderías para nuestros hijos, de comedores populares, etc.

Por esto es importante que las mujeres trabajadoras mantengamos nuestra independencia de clase y de la mano de nuestros compañeros trabajadores luchemos contra la explotación capitalista.

En ocasiones peleamos juntas, como por ejemplo en la lucha por legalizar el derecho al aborto que nos afecta a todas. Las más vulnerables son las mujeres pobres.

Por eso las mujeres trabajadoras debemos organizarnos en nuestros barrios, dentro de nuestra organización sindical y pelear para que a las demandas obreras se incorporen nuestras propias reivindicaciones como mujeres: Guarderías estatales, comedores populares, legalización del derecho al aborto, etc. El pelear juntas para conseguir objetivos específicos como el derecho al aborto, igual salario por igual trabajo, maternidad, entre otras.

Por este motivo, el 8 de marzo te invitamos a movilizarnos como la hacen las mujeres de todo el mundo, recordando que la lucha por nuestra definitiva liberación está unida a la lucha de la clase obrera por la conquista de una sociedad donde no exista ni opresión ni explotación, esto es el socialismo.

Se opone a la explotación sino la defiende porque es la base para preservar los privilegios de la que goza. Además, ella no sufre la explotación del hogar porque cuenta con empleadas domésticas que destinan al cuidado de sus hijos y a las numerosas tareas del hogar.

Por esto es importante que las mujeres trabajadoras mantengamos nuestra independencia de clase y de la mano de nuestros compañeros trabajadores luchemos contra la explotación capitalista.

El pelear juntas significa una unidad de acción para conseguir objetivos específicos como el derecho al aborto, pero tenemos claridad que pertenecemos a clases que son opuestas.

¿Es acaso posible la igualdad bajo el capitalismo? La realidad es que la desigualdad aumenta cada vez más. La decadencia del capitalismo no sólo se revela en esa realidad socioeconómica sino también en una degradación moral que la clase dominante esparce por toda la sociedad.

El día que las mujeres, junto a la clase obrera, se liberen de la opresión y explotación definitivamente ese día, quedaría marcado como una de las revoluciones más profundas de la historia, pues tendría efecto no sólo en el orden económico, sino además la estructura social y cultural


La clase nos une, el género nos divide
El sistema gana mucho dinero con la desigualdad. No olvidemos que las grandes multinacionales tienen gran parte de sus fábricas en países del tercer mundo en donde las desigualdades entre hombres y mujeres son mucho mayores y en donde no tienen escrúpulos en explotar incluso el trabajo infantil y casi esclavo y al que someten a millones de personas en el mundo.

Los alarmantes y crecientes casos de violencia doméstica hunden sus raíces en un sistema en el que el individualismo y la ley de la selva son la norma más general. Pero paralelamente a eso surge la lucha y la solidaridad de clase. Es sobre esa base que la mujer trabajadora se librará, por fin, de la doble opresión que sufre bajo el capitalismo.

Fuente: Bandera Socialista nº 65 – Publicación del Nuevo PST - Peru

Lucha Mujer – 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora - Escrito por FOS - Argentina

Cierto periodismo califica al siglo XX como el del “descubrimiento” y de la “revolución pacífica” de la mujer. El XXI, agregan, será el verdadero siglo femenino, por el hecho de que más y más mujeres se destacan día a día en la ciencia, el arte, la economía, la política y variados ámbitos antes reservados sólo a los varones.

Visto así, en la proximidad de un nuevo 8de marzo, deberíamos celebrar las mejoras enla calidad de vida de las mujeres de todo el planeta.

Nada más lejos de la realidad y nunca más parecidas las condiciones actuales a los comienzos del capitalismo, cuando la brutalidad patronal incendió la fábrica Cotton con las obreras rebeldes adentro, como escarmiento a sus reclamos. Más tarde, en 1910, la Conferencia de Mujeres Socialistas realizada en Copenhague, aceptó la propuesta de Clara Zetkin, dirigente de la II Internacional, de instaurar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora, como día de combate y de homenaje a aquellas mártires.

Al correr el tiempo la burguesía y el imperialismo, acompañados por los falsos socialistas, tergiversaron el sentido de esta jornada, arrebatándole su carácter de clase y dedicándolo a conmemorar la “hermandad de las mujeres”

Con su engañosos homenajes la ONU, los gobiernos, los medios de comunicación y las empresas propagandizan la opresión como un asunto superado. Nos venden como triunfos propios los de las presidentas Cristina Fernández de Argentina, Laura Chinchilla de Costa Rica o Dilma Roussef, la sucesora de Lula. Y qué decir de quiénes alcanzaron la cumbre de la política internacional, por ejemplo, Ángela Merkel, canciller alemana o Hillary Clinton, su par en EEUU.

Todas ellas participan o encabezan gobiernos que, a lo sumo, conceden pequeñas reformas y nunca resuelven los problemas de fondo de los trabajadores y pueblos. No se diferencian de otros gobiernos dirigidos por hombres porque en ambos casos defienden a una clase que obtiene sus ganancias a costa de nuestra explotación: los capitalistas.

En este injusto sistema no hay salida para las mujeres trabajadoras. La crisis mundial que hoy vivimos lo expone con crudeza en Europa, en las naciones árabes, en Medio Oriente. No habrá liberación de la mujer sin revoluciones socialistas triunfantes. Y no serán posibles esos triunfos sin la incorporación a la lucha de la mitad de la clase obrera mundial, las mujeres trabajadoras. Sólo así podremos construir una nueva sociedad libre de opresión, explotación y desigualdad: la sociedad socialista.

Fuente: Lucha Socialista nº 217, Publicación del FOS-Argentina

Día Internacional de la Mujer - Escrito por LIT-CI


¡Viva la revolución árabe!

¡Viva la lucha de todas las trabajadoras del mundo!

Saludamos las luchas de la mujeres trabajadoras de todo el mundo, en especial a las que han estado, y están siendo, protagonistas de la revolución árabe.

Los medios masivos de comunicación, cuando se refieren a las mujeres de estas regiones, siempre nos hablan de los terribles abusos que sufren: lapidación, mutilación genital. Pero nada nos dicen de la lucha que estas mujeres vienen desarrollando, desde hace mucho, en defensa de sus derechos. Hoy, al calor de la revolución, las vemos en toda su magnitud, participando en los enfrentamientos, no como una entidad separada, sino como compañeras de lucha de los hombres que se rebelan contra los regímenes totalitarios de Ben Alí, Mubarak y Gadafi.

Fue un grupo de mujeres las que comenzaron las protestar contra el régimen de Ben Alí. Estas mujeres, entre las cuales se puede mencionar a Radhia Nasrauoi (presidenta de la Asociación Tunecina de Lucha contra la Tortura), tuvieron que pagar su osadía con amenazas de muerte, persecuciones de la Policía Secreta e incluso acusaciones de sodomía, a partir de fotomontajes y videos fraguados que se pasaron por Internet.

Y en Egipto las mujeres estuvieron en las primeras filas durante el derrocamiento de Mubarak. Amel Said, una trabajadora egipcia explicó al periódico La Vanguardia de Barcelona, que su familia, (incluyendo a su marido) la instó a participar. Y dice que su esperanza es que “ahora las mujeres tendrán voz en los asuntos de Egipto”. Las mujeres egipcias permanecieron en las calles desde el primer minuto de la protesta. Las ancianas proveían de agua a los que sufrían los efectos del gas lacrimógeno. Las madres, esposas y hermanas sujetaban las pancartas, llevaban a sus hijos a las manifestaciones o preparaban alimentos. Codo con codo, junto a los hombres de su familia o a los compañeros de trabajo, conquistaron la Plaza de la Liberación y allí durmieron, se pasearon con sus hijos a hombros y gritaron sus demandas de democracia y libertad. Fueron las 3.000 mujeres trabajadoras de la mayor fábrica pública textil Hilaturas Misr, situada en Mahala, las que en diciembre de 2006 recorrieron toda la fábrica (24.000 trabajadores) para iniciar la primera gran huelga que despertó al movimiento obrero egipcio. Fue esa misma fábrica la que organizó la huelga del 6 de abril del 2008, que dio nombre al movimiento que inició las movilizaciones que han tumbado a Mubarak.

No es casual esta participación de las mujeres trabajadoras y pobres. Ellas, al igual que sus hermanas de occidente, sufren las consecuencias de las políticas capitalistas. “Yo pago 600 libras (80 euros) al mes de alquiler y cobro 300”, decía Umm Yasir, una empleada estatal de 33 años. Y agregaba que su esposo, también trabajador del Estado, ganaba lo mismo y con eso tenían que vivir ellos y sus tres hijos. Por eso, agregaba otra activista “vemos a muchas mujeres, islámicas o no, con velo o sin velo, uniéndose y ubicándose al frente de lo que pasa en la calle. Esta es la verdadera igualdad y nunca volveremos al punto de partida”.

“Sólo me siento segura cuando estoy en Tahrir (Plaza de la Liberación)”, decían muchas mujeres, “en estos días de revolución nadie nos tocado, ni acosado, nos sentimos una más” Y ese era un producto de la revolución, muy importante a destacar ya que no tiene nada que ver con la realidad cotidiana de estas mujeres. En Egipto, según un estudio del Centro Egipcio para los Derechos de las Mujeres, el 83 % de las mujeres locales y el 98% de las extranjeras son hostigadas sexualmente y hay un caso de abuso sexual o violación cada 30 minutos, ocasionando 20 mil víctimas al año.

Estas mujeres que vienen soportando siglos de opresión nos están dando un gran ejemplo. Pero no son las únicas que están en la lucha. Mujeres trabajadoras y jóvenes estudiantes de Francia, Grecia, España, Italia, Portugal, Inglaterra participan activamente de luchas de resistencia que sacuden al viejo continente. Las vemos peleando por empleo, salario, condiciones de trabajo y defensa de los derechos humanos en los países latinoamericanos, Cuba incluida. Y son protagonistas también, del despertar del proletariado yanqui, como se ve en las movilizaciones de Wisconsin.

La mujer y la crisis capitalista.

La crisis que tiene su epicentro en Europa y EE.UU., golpea especialmente a los sectores más frágiles del proletariado, las mujeres y los inmigrantes.

Los recortes en la salud y educación, hace que suba el desempleo en las mujeres, las que además sufren la rebaja de los servicios destinados a la maternidad. Una situación parecida se da en los EE.UU., donde la mujer ocupa la mayoría de los puestos de trabajo en la educación y donde la Secretaría de Educación, en el 2010, estimaba que los cortes del presupuesto ponían en peligro cerca de 300 mil puestos de trabajo en las escuelas públicas. Y esto se tiene que ver en el marco de que cerca de un tercio de las mujeres trabajadoras norteamericanas son jefes de familia.

Y esta realidad se hace aún más grave cuando se trata de la mujer inmigrante, Ella es discriminada como trabajadora, como mujer y como inmigrante. Las leyes de inmigración convierte la vida de los inmigrantes, hombres y mujeres, en un infierno. La conocida como la “Ley de la vergüenza” aprobada por la Comisión Europea en junio del 2008, permite encarcelar al inmigrante sin papeles durante 18 meses

Una denuncia de Médicos sin Fronteras saca a la luz la violencia sexual sufrida por mujeres subsaharianas, detenidas en Marruecos cuando intentaban llegar a Europa. Entre mayo de 2009 y enero de 2010, una de cada tres mujeres atendidas por Médicos Sin Frontera, en Rabat y Casablanca, admitió haber sufrido uno o varios ataques sexuales, estando fuera de su país de origen. El documento de denuncia concluye diciendo que: “el uso de la violencia sexual se convierte así en una de las prácticas violentas más habituales contra la mujer en el marco del fenómeno migratorio.

El aumento de la violencia contra la mujer

La crisis económica, el desempleo, la falta de perspectivas, agudiza la violencia contra la mujer. El estudio ¿La crisis invisible?, rebela el aumento de víctimas de violencia doméstica en Bulgaria, Estonia, Irlanda, Holanda, Escocia, Rumania y Eslovaquia; aumento del tráfico de mujeres en Alemania, Hungría y Reino Unido, y un aumento de la prostitución y de ataque a prostitutas en Alemania y Reino Unido.

En Portugal, en 2010, murieron 43 mujeres víctimas de violencia doméstica. En Francia una mujer es asesinada cada tres días en casos de violencia doméstica. En Italia se estima que 6,7% de las mujeres sufrieron violencia física y sexual a lo largo de su vida.
Estos números crecen en los países latinoamericanos. En el Brasil cada 15 segundos una mujer es víctima de la violencia y existe una tasa de 3,9 mujeres asesinadas cada 100 mil habitantes. En El Salvador esa tasa sube a 12,7. Esa violencia aumenta cuando se trata de mujeres lesbianas y mujeres indígenas que sufren abusos y ataques sexuales por parte de militares, contrabandistas y traficantes.

Y la mayor violencia viene de parte de los estados latinoamericanos que, al seguirse negando a legalizar el aborto, condenan a la muerte o a la mutilación a una enorme cantidad de jóvenes mujeres trabajadoras y pobres.

¿Por qué luchan la mujeres?

Millones de mujeres mueren cada día víctima de la violencia doméstica, de abortos clandestinos, de violaciones, de hambre y miseria. Millones de trabajadoras sufren discriminación laboral, reciben menor salario por igual trabajo, sufren acoso sexual, son despedidas sin piedad cuando quedan embarazadas. Millones de mujeres se vuelven parias porque no tienen estudio, ni trabajo, muchas ni siquiera documentos.

Contra esa realidad luchan las mujeres. Por eso participan en la revolución árabe, en la resistencia europea, en las diferentes luchas de los trabajadores y pobres de Latinoamérica.

Desde la LIT-CI hacemos llegar nuestra solidaridad a las mujeres árabes y a todas las trabajadoras que están enfrentando las políticas capitalistas y peleando por sus derechos democráticos, como la legalización del aborto.

Esas luchas son muy importantes y extremadamente necesarias. Pero no son suficientes. Para lograr la verdadera liberación de la mujer, es necesario acabar con esta sociedad en la que unos pocos viven de la explotación a las grandes mayorías. Debemos reemplazar esta sociedad injusta por una igualitaria y solidaria, la sociedad socialista que sólo podremos comenzar a construir a partir de que los trabajadores (hombres y mujeres) tomen el poder político en todos los países del mundo y derroten definitivamente al imperialismo.

Desde la LIT-CI llamamos a todas las trabajadoras, a las jóvenes estudiantes, a las mujeres pobres de la ciudad y del campo, a sumarse a la lucha por esa nueva sociedad y a la tarea de construir la dirección revolucionaria mundial que nos permita lograr ese objetivo.

Secretaría Internacional de la Mujer

Liga Internacional de los Trabajadores - IV Internacional

8 de marzo de 2011

Fuente: www.litci.org

Mujeres trabajadoras en lucha contra el machismo y la explotación

Escrito por Ana Pagamunici   
La lucha de las mujeres hoy

La crisis económica mundial ha promovido una escalada de ataques a la clase trabajadora, particularmente a las mujeres. En el 2008, en EEUU, la contratación de trabajadoras para las ensambladoras de carros, en condiciones de precariedad y con menos derechos, se volvió fundamental para amortiguar los efectos de la crisis. En Francia, en el 2009, el aumento de la edad para la jubilación y la anulación de derechos de los servidores públicos también sirvieron para acelerar una recuperación parcial del capital, pero los conflictos continúan.

Lo que está en curso es una política internacional de cambios en las relaciones de trabajo, una tentativa de establecer una enorme precarización del trabajo (como en China) en todo el mundo, en que los trabajadores puedan ganar menos y los patrones, más.

Los efectos de la crisis también promoverán, a escala mundial, el aumento de precios de los alimentos y el desempleo. Las mujeres son las más afectadas por los efectos de la crisis, pues representan casi el 49% de la población económicamente activa, ganan los salarios más bajos y son casi el 70% de los más pobres del mundo.

En Brasil, la crisis internacional aún no tuvo los mismos efectos. Pero, el actual ciclo de crecimiento no resultó en una mejora de la vida para las mujeres. Es todo lo contrario. El gobierno sustenta al país con el aumento de la explotación de los trabajadores. Se contratan personas, pero los salarios son menores, con menos derechos. Las mujeres son utilizadas para regular el precio de la mano de obra, porque son más “baratas” y ganan hasta un 30% menos que un hombre para una misma función. Eso empeora mucho más cuando hablamos de las mujeres negras.

El aumento de los precios de los alimentos, de la tarifa de transporte, de la energía y, de modo general, de la carestía de la vida en nuestro país han colocado mayores dificultades a la vida de las mujeres. De acuerdo con los datos del PNAD (2010), en Brasil, las mujeres son la mayoría de la población (52%). También estudian más que los hombres, pero están en los puestos de trabajo con menor remuneración.

La elección de una mujer a la presidencia

La elección de una mujer a la presidencia de la República y, con ella, el aumento de la presencia femenina en los ministerios, no puede ser tratado como un hecho menor. Estamos en un país en el cual una mujer es víctima de violencia cada 2 minutos. Brasil es uno de los países más atrasados en derechos y avances mínimos en relación a los derechos de la mujer. Elegir una de ellas significa algo importante: que las masas expresan de manera distorsionada el sentimiento y la esperanza de ver cambios. En el caso de Dilma, como la continuidad de Lula.

Pero, los hechos van demostrando lo que las ilusiones ocultan. Dilma fue electa en un contexto de gran retroceso en la conciencia. Una elección fría, en la que predominaron aspectos conservadores y de adaptación al orden establecido. Su primer “servicio” a las mujeres fue haber transformado en moneda de cambio una bandera histórica de las trabajadoras, la lucha por la legalización y descriminalización del aborto. Con la llamada Carta al Pueblo de Dios, ignoró las innumerables mujeres que mueren de todos los días, víctimas de procedimientos mal realizados y se dirigió a la población para comprometerse con los sectores que lucran con la no legalización del aborto. Recordemos que el aborto está prohibido solamente para las mujeres trabajadoras, pues las mujeres burguesas tienen dinero suficiente para pagar por la intervención en una clínica.

Enseguida, su primera acción importante como gobernante fue impedir el aumento del salario mínimo. Dilma defendió que el reajuste no podría superar los R$ 35 “para no quebrar al país”, pero se calló la boca ante el aumento del 62% en el salario de los diputados y del 133% para ella misma. ¿Como puede una mujer electa con la promesa de mejorar la vida de los más pobres y honrar a las mujeres estar en contra de un aumento mayor del salario mínimo?

Pero Dilma no paró ahí. A través de la prensa, el gobierno está sopesando la posibilidad de establecer una edad mínima para la jubilación –de los hombres a 65 años y de las mujeres a 60 años. Dilma ya recortó R$ 50 billones del presupuesto, retirando dinero de áreas esenciales.

Suspendió concursos públicos, que son posibilidades de empleos para las mujeres. E, incluso, no habló contra la violencia que aflige a las mujeres haitianas, víctimas de soldados brasileños en Haití.

Todo eso muestra que no basta tener una mujer al frente del gobierno para que los intereses de las mujeres trabajadoras sean atendidos. Para el PSTU, la elección de Dilma es la continuidad de un gobierno que no está al servicio de las mujeres trabajadoras. Es una gran apuesta de la burguesía, que se apoya en la ilusión de las personas para continuar explotando a los trabajadores.

Violencia, derecho a la maternidad y machismo

La última investigación de la Fundación Perseu Abramo muestra, con claridad, los índices de violencia contra la mujer en nuestro país. Cada 2 minutos, 5 mujeres son agredidas. La Ley María da Penha es insuficiente para resolver eso. No prevé inversiones en la construcción de casas-abrigo y penalidades a los agresores. La ley es mal aplicada y, cuando lo es, muestra no ser capaz de resolver la violencia, que está ligada mucho más a las condiciones de vida de las mujeres.

El Estado también practica esa violencia cuando se niega a garantizar los derechos básicos a las mujeres. El derecho a la maternidad es uno de ellos. En cuanto al gobierno, prohíbe el aborto, no da garantías a las mujeres que optan por la maternidad. La licencia de maternidad de 6 meses no vale para todas. Tampoco hay guarderías para los hijos de las mujeres trabajadoras. Más del 85% de los niños de 0 a 3 años están fuera de las guarderías.

En las calles, contra el machismo y la explotación

Este 8 de marzo, vamos a recoger las enseñanzas de las mujeres árabes, que están haciendo revoluciones, y salir a las calles contra el machismo y la explotación. Necesitamos construir grandes actos para demostrar nuestra fuerza y unidad de acción, para enfrentar a los gobiernos y a los patrones.

Luchamos por:

-         ¡Duplicar el valor del Salario Mínimo encaminado al mínimo del Dieese (Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos) (R$ 2.227)!
-         ¡Igual salario a igual trabajo!
       ¡Anticonceptivos para no abortar!. ¡Aborto legal, seguro y gratuito para no morir!
       Derecho a la maternidad: a) licencia de maternidad de 6 meses para todas las trabajadoras y estudiantes, sin exención fiscal; b) guarderías gratuitas y en período integral para todos los hijos de la clase trabajadora.
       ¡Por el fin de la violencia contra la mujer! ¡Aplicación y ampliación de la Ley María da Penha! ¡Construcción de Casas-abrigo! ¡Penalidades a los agresores!
       ¡Por el fin de la ocupación militar en Haití!. ¡Fuera las tropas brasileñas!
       ¡Solidaridad y apoyo a las revoluciones árabes!

Traducción Laura Sánchez

Fuente: site del PSTU-Brasil
Fuente: www.litci.org