martes, 8 de marzo de 2011

Mujeres trabajadoras en lucha contra el machismo y la explotación

Escrito por Ana Pagamunici   
La lucha de las mujeres hoy

La crisis económica mundial ha promovido una escalada de ataques a la clase trabajadora, particularmente a las mujeres. En el 2008, en EEUU, la contratación de trabajadoras para las ensambladoras de carros, en condiciones de precariedad y con menos derechos, se volvió fundamental para amortiguar los efectos de la crisis. En Francia, en el 2009, el aumento de la edad para la jubilación y la anulación de derechos de los servidores públicos también sirvieron para acelerar una recuperación parcial del capital, pero los conflictos continúan.

Lo que está en curso es una política internacional de cambios en las relaciones de trabajo, una tentativa de establecer una enorme precarización del trabajo (como en China) en todo el mundo, en que los trabajadores puedan ganar menos y los patrones, más.

Los efectos de la crisis también promoverán, a escala mundial, el aumento de precios de los alimentos y el desempleo. Las mujeres son las más afectadas por los efectos de la crisis, pues representan casi el 49% de la población económicamente activa, ganan los salarios más bajos y son casi el 70% de los más pobres del mundo.

En Brasil, la crisis internacional aún no tuvo los mismos efectos. Pero, el actual ciclo de crecimiento no resultó en una mejora de la vida para las mujeres. Es todo lo contrario. El gobierno sustenta al país con el aumento de la explotación de los trabajadores. Se contratan personas, pero los salarios son menores, con menos derechos. Las mujeres son utilizadas para regular el precio de la mano de obra, porque son más “baratas” y ganan hasta un 30% menos que un hombre para una misma función. Eso empeora mucho más cuando hablamos de las mujeres negras.

El aumento de los precios de los alimentos, de la tarifa de transporte, de la energía y, de modo general, de la carestía de la vida en nuestro país han colocado mayores dificultades a la vida de las mujeres. De acuerdo con los datos del PNAD (2010), en Brasil, las mujeres son la mayoría de la población (52%). También estudian más que los hombres, pero están en los puestos de trabajo con menor remuneración.

La elección de una mujer a la presidencia

La elección de una mujer a la presidencia de la República y, con ella, el aumento de la presencia femenina en los ministerios, no puede ser tratado como un hecho menor. Estamos en un país en el cual una mujer es víctima de violencia cada 2 minutos. Brasil es uno de los países más atrasados en derechos y avances mínimos en relación a los derechos de la mujer. Elegir una de ellas significa algo importante: que las masas expresan de manera distorsionada el sentimiento y la esperanza de ver cambios. En el caso de Dilma, como la continuidad de Lula.

Pero, los hechos van demostrando lo que las ilusiones ocultan. Dilma fue electa en un contexto de gran retroceso en la conciencia. Una elección fría, en la que predominaron aspectos conservadores y de adaptación al orden establecido. Su primer “servicio” a las mujeres fue haber transformado en moneda de cambio una bandera histórica de las trabajadoras, la lucha por la legalización y descriminalización del aborto. Con la llamada Carta al Pueblo de Dios, ignoró las innumerables mujeres que mueren de todos los días, víctimas de procedimientos mal realizados y se dirigió a la población para comprometerse con los sectores que lucran con la no legalización del aborto. Recordemos que el aborto está prohibido solamente para las mujeres trabajadoras, pues las mujeres burguesas tienen dinero suficiente para pagar por la intervención en una clínica.

Enseguida, su primera acción importante como gobernante fue impedir el aumento del salario mínimo. Dilma defendió que el reajuste no podría superar los R$ 35 “para no quebrar al país”, pero se calló la boca ante el aumento del 62% en el salario de los diputados y del 133% para ella misma. ¿Como puede una mujer electa con la promesa de mejorar la vida de los más pobres y honrar a las mujeres estar en contra de un aumento mayor del salario mínimo?

Pero Dilma no paró ahí. A través de la prensa, el gobierno está sopesando la posibilidad de establecer una edad mínima para la jubilación –de los hombres a 65 años y de las mujeres a 60 años. Dilma ya recortó R$ 50 billones del presupuesto, retirando dinero de áreas esenciales.

Suspendió concursos públicos, que son posibilidades de empleos para las mujeres. E, incluso, no habló contra la violencia que aflige a las mujeres haitianas, víctimas de soldados brasileños en Haití.

Todo eso muestra que no basta tener una mujer al frente del gobierno para que los intereses de las mujeres trabajadoras sean atendidos. Para el PSTU, la elección de Dilma es la continuidad de un gobierno que no está al servicio de las mujeres trabajadoras. Es una gran apuesta de la burguesía, que se apoya en la ilusión de las personas para continuar explotando a los trabajadores.

Violencia, derecho a la maternidad y machismo

La última investigación de la Fundación Perseu Abramo muestra, con claridad, los índices de violencia contra la mujer en nuestro país. Cada 2 minutos, 5 mujeres son agredidas. La Ley María da Penha es insuficiente para resolver eso. No prevé inversiones en la construcción de casas-abrigo y penalidades a los agresores. La ley es mal aplicada y, cuando lo es, muestra no ser capaz de resolver la violencia, que está ligada mucho más a las condiciones de vida de las mujeres.

El Estado también practica esa violencia cuando se niega a garantizar los derechos básicos a las mujeres. El derecho a la maternidad es uno de ellos. En cuanto al gobierno, prohíbe el aborto, no da garantías a las mujeres que optan por la maternidad. La licencia de maternidad de 6 meses no vale para todas. Tampoco hay guarderías para los hijos de las mujeres trabajadoras. Más del 85% de los niños de 0 a 3 años están fuera de las guarderías.

En las calles, contra el machismo y la explotación

Este 8 de marzo, vamos a recoger las enseñanzas de las mujeres árabes, que están haciendo revoluciones, y salir a las calles contra el machismo y la explotación. Necesitamos construir grandes actos para demostrar nuestra fuerza y unidad de acción, para enfrentar a los gobiernos y a los patrones.

Luchamos por:

-         ¡Duplicar el valor del Salario Mínimo encaminado al mínimo del Dieese (Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos) (R$ 2.227)!
-         ¡Igual salario a igual trabajo!
       ¡Anticonceptivos para no abortar!. ¡Aborto legal, seguro y gratuito para no morir!
       Derecho a la maternidad: a) licencia de maternidad de 6 meses para todas las trabajadoras y estudiantes, sin exención fiscal; b) guarderías gratuitas y en período integral para todos los hijos de la clase trabajadora.
       ¡Por el fin de la violencia contra la mujer! ¡Aplicación y ampliación de la Ley María da Penha! ¡Construcción de Casas-abrigo! ¡Penalidades a los agresores!
       ¡Por el fin de la ocupación militar en Haití!. ¡Fuera las tropas brasileñas!
       ¡Solidaridad y apoyo a las revoluciones árabes!

Traducción Laura Sánchez

Fuente: site del PSTU-Brasil
Fuente: www.litci.org

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