Apenas 18 meses después de haber conquistado su segundo mandato los Kirchner fueron duramente castigados por la mayoría de los argentinos, que los rechazó electoralmente.
El pueblo, harto de verso, ajuste y represión pegó con lo que tuvo a mano, intentando de esa manera detener la caída de los salarios, el aumento de los despidos, la entrega de los recursos naturales y cada una de las calamidades que provienen del plan de ajuste que aplican los de arriba, como la actual pandemia que azota a todo el país.
Los ganadores de la elección, De Narváez, Reutemann, Cobos, Carrió, Macri y compañía, en vez de interpretar los deseos más profundos del pueblo, impulsando un cambio absoluto del actual modelo por otro al servicio de las mayorías, rápidamente salieron a decir que su meta es simplemente “garantizar la gobernabilidad”, lo que en buen criollo significa sostener al gobierno para que continúe aplicando su política de hambre y saqueo al servicio de los dueños del mundo.
Sin embargo, el voto que favoreció a esta derecha opositora en contra de otra derecha, la oficialista, no significó ningún “giro” para ese lado de parte de los trabajadores y el pueblo, que después de la “fiesta” electoral volvieron a poner las cosas en su lugar, continuando e incluso intensificando la resistencia, cuyo signo es más que progresista…
Así lo ejemplificaron los más de 700 docentes de General Sarmiento, que después de realizar una asamblea en el Suteba, tomaron el consejo escolar e impusieron la finalización de las clases; el mismo camino que impuso la nueva Comisión Directiva del Suteba Escobar, que paró las escuelas dos días antes de asumir la conducción del sindicato.
El mismo rumbo de los trabajadores del Hospital Tornú, que realizaron la asamblea más grande de los últimos años, exigiéndole al estado la provisión de insumos y la cobertura de vacantes; o el de los docentes, estudiantes y estatales de La Plata, que marcharon hacia el Ministerio de Salud, obteniendo miles de barbijos y botellas de alcohol en gel luego de pelearse con la policía de Scioli.
El ascenso obrero continúa con fuerza y hasta Hugo Moyano, alejándose de cogobernar con los Kirchner, después de la paliza que recibió por haberlos acompañado, interpretó esa realidad saliendo rápidamente a exigir un aumento de salarios del 25%.
En ese mismo sentido, los obreros petroleros de Santa Cruz vienen de “marcar la cancha” un día antes de las elecciones, cuando paralizaron los pozos exigiendo aumento de salarios, el 82% móvil para los jubilados, y más inversiones a Repsol para que crezca la producción y se mantenga el pleno empleo. ¡Los compañeros consiguieron un aumento de $2.000!
Los trabajadores tienen que aprovecharse de la actual debilidad del gobierno, que quedó maltrecho con la derrota electoral, peleando por aumento de presupuesto para el hospital público, de manera que el estado resuelva el problema de la gripe; pero también exigiendo la reapertura de las paritarias y un salario acorde a la canasta familiar, porque luego de las elecciones hubo una estampida en los precios: aumentaron los alimentos, la educación privada, los seguros, gas, prepagas, combustibles, etc. Y preparan el ajuste de colectivos.
Este es el momento justo para que las bases tomen como propio el otro mandato que se desprende del resultado electoral, la pelea por la recuperación de los recursos y la estatización de las empresas energéticas, promesas que hizo Pino Solanas y que gozaron de tal popularidad, que su partido, el Proyecto Sur, casi gana las elecciones en la ciudad de Buenos Aires.
La tarea del momento es apoyar cada uno de los conflictos parciales y jugarse a unificarlos en una sola gran lucha nacional, un Paro Nacional que enfrente y derrote al Plan del Gobierno e imponga el No Pago de la Deuda Externa, para esos fondos se utilicen al servicio de la salud, aumentar los salarios y garantizar trabajo para todos los argentinos.
FUENTE: Noticias Socialistas
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