Las declaraciones de monseñor Aguer, Arzobispo de La Plata y segundo en la jerarquía de los energúmenos reaccionarios que integran la autoridad de la Iglesia Católica Argentina, pusieron otra vez en el tapete la discusión acerca de la educación sexual en las escuelas y el poder de veto que mantiene esta institución medieval sobre las políticas del estado argentino.
La ley que establece la obligatoriedad de la educación sexual data de octubre del 2006. Sin embargo el tema, que continúa siendo tabú, cada tanto levanta polvaredas, como en esta oportunidad, cuando el obispo mencionado salió a cuestionar el contenido del Manual de Formación Docente, calificándolo de “neomarxista” y de promover la homosexualidad y el uso de preservativos, así como cuestionar la “vocación maternal” de la mujer e imponer un “pensamiento hegemónico feminista”...
Las expresiones de Aguer fueron repudiadas por varios sectores de la sociedad, entre ellos muchos/as políticos/as, sindicalistas y feministas del oficialismo y la oposición “progresista”, los/as mismos/as que tiempo atrás saludaron efusivamente la sanción de Ley de Educación Sexual Integral, hecha a la medida de la Iglesia.
Esta ley, que le dio el marco al cuestionado manual, fue aprobada por Diputados y Senadores por 168 votos contra 1 y por 54 votos contra 1, respectivamente. Semejante consenso fue resultado del acuerdo entre los representantes de los partidos patronales y el oscurantismo clerical.
El artículo quinto de la ley prevé que cada institución educativa “adapte los lineamientos a su realidad sociocultural, en el marco del respeto a su ideario institucional y las convicciones de sus miembros…” Es decir que cada colegio estatal, privado laico y/o religioso mantendrá el derecho de informar o no a los niños, niñas y jóvenes acerca de sus opciones en materia sexual y reproductiva, estableciendo además que no es una obligación explícita del Estado garantizar dicha información.
El artículo sexto permite que las provincias con programas de educación sexual vigentes, puedan no adecuarlos a la ley nacional, dándole vía libre al avance de la Iglesia sobre las instituciones educativas en provincias donde tiene mucho peso, como en Salta, donde la legislatura - en diciembre de 2008 – resolvió la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en todos los niveles, poniendo fin a la educación laica.
El artículo séptimo señala que debe existir “un diálogo sobre sus contenidos con distintos sectores del sistema educativo nacional”; o sea que la Iglesia y los representantes de otros credos tendrán el derecho a definir los contenidos específicos de los programas.
Esto último fue reconocido por el ministro de educación Sileone cuando respondió a los cuestionamientos y exigencias de Aguer, señalando que no podría estar en contra de que una comunidad le enseñe a sus hijos de acuerdo a su visión religiosa. (Perfil1 01/08/09).
En definitiva, lo que está sucediendo es que los curas no se conforman con las concesiones que les dio el Estado a través la ley; ahora pretenden imponer toda su concepción filosófica, al servicio de profundizar el decadente sistema capitalista patriarcal, aplicando sus dogmas fundamentalistas en el sistema educativo.
Desde Convergencia Izquierda repudiamos las declaraciones de Aguer, pero al mismo tiempo denunciamos las mentiras “progresistas” del gobierno, luchando por una verdadera educación sexual, que comenzará cuando se separe definitivamente la Iglesia del Estado.
No habrá manera de enseñar educación sexual verdaderamente laica, científica y no sexista, de evitar los embarazos adolescentes y no deseados, las muertes por abortos clandestinos y las tragedias de las miles de Rominas, mientras esa institución, cómplice de crímenes de lesa humanidad y protectora de curas violadores como Grassi mantenga su intromisión en los asuntos del estado.
La Iglesia, que ampara las redes de apropiación de bebes de mujeres indigentes, actúa en connivencia con los proxenetas, condena a Romina Tejerina y lucra con la crisis de la educación y la salud públicas no puede continuar definiendo la educación de nuestros/as hijos/as.
Ni un peso para los curas, sus escuelas, fundaciones, universidades y sanatorios. Por una Educación sexual laica, científica y no sexista para decidir. Anticonceptivos para no abortar. Aborto legal seguro y gratuito para no morir. ¡Indulto ya para Romina Tejerina!
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