miércoles, 18 de noviembre de 2009
La Reforma Política del gobierno de Cristina Kirchner
Una reforma antidemocrática y antiobrera
La reforma política anunciada por Cristina Kirchner es presentada por el gobierno como un instrumento para “renovar” la política. Pero lejos de eso, el proyecto que el gobierno impulsa beneficia a los viejos partidos patronales en crisis como el PJ y la UCR, permitiendo que los viejos caudillos que reciben multimillonarios aportes patronales sean los únicos que puedan presentarse a elecciones para obligar al pueblo a tener que elegir entre ellos.
Por otro lado, el proyecto proscribe a los partidos obreros y de izquierda, que no cuentan con los inmensos aparatos electorales como los del PJ y la UCR, impidiendo que franjas de la población que rechazan los ajustes y la política antiobrera del gobierno puedan expresarse votando a partidos que enfrentan estos ajustes y apoyan las luchas y reclamos populares.
La reforma favorece a los viejos aparatos: PJ y UCR
El proyecto plantea una mayor cantidad de afiliaciones que los partidos deberían conseguir para obtener la personería electoral, lo cual favorece a los viejos aparatos electorales del PJ y la UCR que basados en los punteros y la política clientelar ejercida por los intendentes y gobernadores cuentan con la infraestructura y los fondos para lograrlo.
A su vez, los partidos que logren su personería deben elegir sus candidatos a través de una interna abierta, simultánea, a la cual debe asistir un 3% del padrón nacional, un elevado requisito de votantes de mas de medio millón de votos, solo posible de ser concretada por grandes aparatos políticos que además de poseer millonarios recursos provistos por las grandes empresas o el estado, se basan en el clientelismo y los punteros políticos capaces de movilizar semejante cantidad de personas a una elección interna. Otra disposición antidemocrática es la que declara la caducidad de un partido si no logra obtener en dos elecciones consecutivas el 3% del padrón electoral, porque así, prácticamente sólo los partidos que tengan diputados podrán mantener el reconocimiento legal y seguir participando electoralmente.
La “oposición” cacarea, pero apoya la reforma
Esta reforma política es lanzada en momentos en que millones de trabajadores y franjas inmensas de la población rechazan a los K y a los viejos caudillos y aparatos políticos. El gobierno acaba de perder las últimas elecciones de mayo, y los índices de popularidad de Néstor, Duhalde y Cristina, los máximos referentes del PJ oficial y opositor, están en el 20 %. Producto de la crisis mundial del capitalismo y los ajustes que se aplican en todos los países para salvar a las grandes empresas y banqueros en quiebra, franjas inmensas de la población comienzan a radicalizarse en la lucha y enfrentamiento a los planes de los gobiernos capitalistas.
Argentina es parte de este proceso mundial y hacia esto apunta también la reforma política, darse un objetivo de carácter preventivo: preservar el PJ y la UCR como partidos garantes de cuidar los intereses del gran capital y los empresarios. Por eso la reforma política apunta a cerrar las enormes grietas abiertas en ambos viejos y desprestigiados partidos, evitar las internas y fugas de punteros, dirigentes y facciones, obligándolos a competir en el seno del mismo partido y a los gobiernos provinciales o municipales a quedarse en el oficialismo.
Por eso, aunque “cacarean” diciendo que están en desacuerdo, bajo cuerda Duhalde, Solá, Reutemann en el PJ, Carrió, Cobos en la UCR y De Narváez y Macri, negocian a todo vapor con el gobierno, mientras Binner ya anuncio el apoyo de su bloque a la reforma. Estos falsos “opositores” resolvieron no concurrir al acto de lanzamiento de la “reforma”, y mientras negocian la letra chica de la nueva ley, se niegan a impulsar ninguna acción para evitar la sanción de la reforma, ni piensan convocar a ninguna movilización popular para impedirla. Le temen más a las masas en las calles, que a las maniobras antidemocráticas de los K.
Derrotemos la reforma antiobrera y antipopular que proscribe a la izquierda.
El carácter preventivo de la reforma tiene otro rostro. Los grandes empresarios y banqueros, los obispos y terratenientes temen que a futuro el rechazo al ajuste, las luchas obreras y populares que conmueven al país y el odio al gobierno, provoquen el surgimiento de nuevos fenómenos políticos y sociales que entierren al los viejos y golpeados partidos como el PJ y UCR, y la radicalización de franjas de masas se exprese electoralmente en el apoyo de millones a expresiones obreras y de izquierda.
Por eso la reforma apunta a recortar e impedir el derecho de los partidos obreros y de izquierda de presentarse a elecciones y evitar la perspectiva de que fuerzas de este tipo recojan el apoyo masivo. Intentan impedir la participación electoral de las fuerzas que cuentan con un caudal electoral superior al millón de votos y defienden cotidianamente los derechos de miles y miles de trabajadores, jóvenes y sectores populares en sindicatos, comisiones internas, centros de estudiantiles y organizaciones populares y de derechos humanos.
La reforma política de los K sigue nuevamente los pasos chavistas y se inscribe en su escalada de ataques y recortes a las libertades democráticas, como herramienta obligada para hacer pasar sus planes de saqueo, hambre y represión.
Debemos defender el derecho a la organización obrera, que no recibe respaldo de grandes empresas, ni banqueros para ejercer, sin proscripciones, la lucha contra los tarifazos, el congelamiento salarial, los despidos y la flexibilidad laboral. A presentar candidatos que denuncien el ajuste y defiendan a la clase obrera y los sectores populares, y que si no obtuvieron diputados nacionales es por la antidemocrática legislación que, con distintas trabas, impide el acceso al parlamento nacional de sus candidatos, legislación que el gobierno pretende transformar en mas antidemocrática aun.
Por eso llamamos a todas las organizaciones políticas sociales, populares, sindicatos y organismos de derechos humanos a combatir esta antidemocrática y antiobrera reforma. Con este objetivo se están realizando reuniones con la presencia de los partidos de izquierda y otras organizaciones populares, que han publicado una declaración común. Es necesaria la más amplia unidad de acción de todas las organizaciones y personalidades que se reclamen democráticas para unir fuerzas, movilizarnos y derrotar la reforma que los K y los grandes empresarios pretenden imponer contra los cambios políticos y sociales, que inevitablemente, cruzaran la Argentina de los próximos años, y defender axial los derechos democráticos de los trabajadores y el pueblo.
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