Con enorme atención de los medios de difusión, el gobierno, la oposición y la CGT, pero con gran desinterés de los afiliados se realizaron las elecciones de la CTA. Ganó por 18 mil votos la lista de Micheli-De Gennaro, opositora al gobierno y ligada al proyecto político de Pino Solanas. Y perdió Yasky, en quien el gobierno había apostado.
El dato saliente es la bajísima votación, el 18% del padrón, en una elección polarizada donde gastaron fortunas y predominaron los aparatos sindicales. El triunfo no fue aceptado por Yasky, y se abrió una crisis con denuncias de fraudes cruzadas. La renuncia de Milagros Sala, que aportó 22.000 votos en Jujuy a Micheli, ilegitima de hecho la elección.
Si las elecciones directas de la dirección era la única bandera democrática que podía presentar la CTA, esa bandera fue quemada en el altar de las disputas interburocráticas. Lo ocurrido es expresión de la crisis general de la burocracia sindical, producto del rol que vienen cumpliendo tanto la CGT como la CTA como sostén del gobierno y el régimen político. ¿Cuáles son las conclusiones? ¿Cómo queda la Central? ¿Qué papel tuvieron las listas de izquierda en el marco del desprecio de la base y los mejores luchadores por esta elección y la falta de alternativa? ¿Qué pasó con la oposición histórica de la CTA?
¿Por qué perdió Yasky?
Los cálculos previos daban ganador a Yasky, que maneja el sindicato más grande. CTERA, y tenía el apoyo del aparato del kirchnerismo, que afilió cientos de miles de miembros de los planes de empleo manejados por los intendentes y sus punteros.
Si perdió, es por dos razones. La primera, que los docentes de todo el país no fueron a votar. Incluso muchos docentes que tienen confianza en el actual gobierno se negaron a apoyar a Yasky. Pagó caro la entrega del salario, el apoyo a las leyes de educación del Banco Mundial y su abandono a las luchas provinciales, en una de las cuales fue asesinado Carlos Fuentealba.
La segunda, que el aparato del PJ lo dejó solo. Moyano demostró que no se le puede dar la espalda: traicionó a su socio, en defensa del monopolio de la CGT. En su derrota arrastró a nuevos dirigentes, que apostaron su prestigio en esta elección. Entre ellos, los dirigentes del Sindicato de Subterráneos, que ataron su destino al de una burocracia repudiada por su propia base. Y por eso, comparten la derrota.
¿Por qué ganó Micheli?
Tuvo más votos, pero... ¿qué ganó? Los 18.000 votos de diferencia ya no existen. A los pocos días de la elección, renunció Milagros Sala, la dirigente kirchnerista que mandó a su organización, la Tupac, a votar a Yasky en todo el país, y a Micheli en Jujuy. Los 22.000 que llenaron las urnas jujeñas a partir de su rígido control clientelar son parte del pasado de la CTA.
En verdad, Micheli quedó a la cabeza de una Central fracturada, mucho más desprestigiada y en crisis. Conduce la CTA nacional, pero perdió las dos principales provincias: Buenos Aires y Santa Fé. Decenas de honestos luchadores que creyeron el verso de que había que defender la independencia de la CTA, se vieron envueltos en este festival de fraudes y trampas, y arrastrados hacia la mugre sindical que históricamente la CTA dijo combatir. El PCR, el MST y otros sectores contribuyeron a ello.
Luego de la elección: un salto en la crisis
Si las elecciones fueron una expresión de la decadencia de la CTA, lo ocurrido a partir de ellas es un salto en ese sentido. Denuncias (ciertas) de fraudes de uno y otro lado. Quejas de Yasky porque la Junta Electoral lo trampeó. Impugnaciones y promesas de desacato.
Ahora la lista 1 de Buenos Aires, que perdió, prepara una jornada de lucha de estatales, judiciales, médicos, por fuera de los órganos de la CTA y contra la dirección provincial, en manos de Baradel, del SUTEBA. Moyano explicó que “ahora entendía lo que quería decir transparencia sindical”. Lo ocurrido liquida el último resabio de democracia en el tobogán de una Central que fue modificando estatutos, “clausurando” congresos a su base, y reprimiendo opositores.
A partir de aquí la crisis puede ir en distintos sentidos, pero la CTA será ya otra cosa.
¿Y las listas de izquierda?
Las tres tuvieron votaciones ínfimas, mostrando su escasa inserción entre los trabajadores de la central. Su participación, al no dar una alternativa unificada, fue utilizada por la burocracia, que insistió que “en la CTA todos pueden participar”. Fueron un taparrabos de la inmundicia burocrática. Afortunadamente, las bases y lo mejor del activismo, con sano olfato de clase, dieron la espalda a las elecciones y todo lo que tuvo que ver con ellas: las listas burocráticas y sus “socias” por izquierda.
¿Había otra posibilidad?
Insistimos durante meses la necesidad de una lista de oposición unitaria, que abarcara a los sectores que en los gremios forman las oposiciones, junto a los compañeros de subte, AMSAFE Rosario, de FATE. Reclamamos a los dirigentes de ATE Sur y de CTA Bahía que se jugaran. Hablamos con los sectores de izquierda para que depusieran su soberbia por cargos.
Si una oposición unitaria hubiera aparecido como una alternativa nacional, con el 15 o 20% de los votos, hoy capitalizaría la debacle de la conducción histórica. El seguidismo a una u otra ala burocrática de unos, el abstencionismo de otros, y el sectarismo de los demás tuvieron un resultado lamentable: las elecciones enterraron también a la histórica oposición de la Central.
¿Y ahora?
La ruptura podrá o no concretarse, pero todo cambió. Algunos partidos de izquierda se asustan ante la posibilidad de ruptura. Así como la CGT se rompió y reunificó muchas veces burocráticamente en base a proyectos políticos, la CTA hará lo mismo. Su subordinación creciente al Estado burgués la condena. Nada hay de progresivo hoy en la Central, en su unidad o su ruptura. Lo único que queda por reclamar es el respeto a las bases de los sindicatos de la CTA, que han sido convidados de piedra en esta crisis, y que no tuvieron nada que ver con el drama electoral.
Es necesaria la convocatoria inmediata a un Congreso nacional de la CTA, con asambleas y plenarios, rechazando el actual estatuto antidemocrático. Solo la base de los gremios tiene derecho a decidir qué hacer con su organización.
Los datos
Votó el 18% del padrón (260.220 sobre 1.400.000)
Lista 1 - 131.436 (50,5%)
Lista 10 - 113.187 (43,5%)
Lista 3 - 7.341 (2,8%) - PO
Lista 5 - 4.265 (1,6%) - MAS
Lista 4 - 4.233 (1,6%) - PTS
Buenos Aires
Lista 1 - 35.074
Lista 10 - 44.901
Capital
Lista 1 - 10.855
Lista 10 - 8.272
Fuente: Lucha Socialista n° 211, Octubre 2010
http://www.litci.org/inicio/newspaises/argentina/2276-cta-las-elecciones-de-la-vergueenza-
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