miércoles, 19 de enero de 2011

Tunez: El pueblo en la calle derriba al dictador Ben Alí

Escrito por Ruptura/FER    


Una revolución sacude el Magreb y el mundo árabe, con centro en Túnez, donde el pueblo consiguió una primera gran victoria al derribar, el 14 de enero, el presidente Ben Allí, el dictador que hace 23 años se mantenía en el poder. Durante más de un mes, la población tunecina, en especial la juventud, víctima de un índice de desempleo de más de 30%, se movilizó en las calles del país contra el aumento de precio de los alimentos, la corrupción y la falta de libertad. Las manifestaciones empezaron a exigir también la renuncia del presidente: "Ben Alí a la calle" o "Ben Alí asesino" eran algunas de las consignas gritadas por los manifestantes y fueron reprimidas con extrema violencia por el ejército y por la policía, provocando más de 70 muertes.
La desesperación y la falta de perspectiva que tomaban cuenta del país quedaron evidentes cuando un joven se inmoló en la ciudad de Sidi Bouzidi, a mediados de diciembre pasado, un trágico ejemplo seguido por otros. Fueron la gota de agua. A partir de ahí, la juventud resolvió salir a las calles y enfrentar la violencia policial, en lo que fue acompañada y apoyada por la mayoría de la población: no tenían nada que perder. Lo mismo pensó el pueblo de la vecina Argelia, acosado por problemas idénticos: el desempleo crónico, el elevado precio de los alimentos y la falta de libertad.
A las manifestaciones que estallaban en el país, el gobierno argelino respondió con la tradicional fuerza bruta, provocando varios muertos y decenas de heridos, pero ensayó uno retroceso, bajando el precio de algunos productos, indicando su preocupación con la revuelta popular. Pero esta no disminuyó: en Argel y muchas otras ciudades, los sectores populares saquean edificios del gobierno y agencias bancarias, y queman coches.
La burguesía y los militares intentan ganar tiempo
En Túnez, el bando que controla el país está intentando maniobrar para mantenerse en el poder. Este fue el sentido del pronunciamiento del primer ministro Mohammed Ghanouchi, que intentó asumir la Presidencia después del alejamiento de Ben Alí (en lo que fue contrariado por el Consejo Constitucional, que designó al presidente del Parlamento para esta función), prometiendo elecciones para dentro de 6 meses, a la vez que mantenía el toque de queda obligatorio y el estado de emergencia.
Por otro lado, el ministro tunecino de Negocios Extranjeros, Kamel Morjane propone la formación de un gobierno de “unidad nacional”, posiblemente con el aval del imperialismo francés (Francia es el cuarto mayor inversor extranjero en Túnez) y norteamericano (satisfecho con la cooperación del gobierno tunecino en el combate al "terrorismo"), que siempre apoyaron a Ben Alí y, sólo pasaron a criticarlo en las vísperas de su caída.
Sucede que el primer ministro Mohammed Ghanouchi, así como todos los gobernantes y sectores beneficiados durante los 23 años de la dictadura de Ben Alí, no son “neutros”.Por el contrario, hicieron toda su carrera política a la sombra del dictador y no quieren renunciar al poder y a sus privilegios.
La burguesía y los militares, ahora, con el apoyo del imperialismo, intentar ganar tiempo para derrotar la revuelta popular y hacer que todo vuelva a lo mismo. Por un lado, apuntando para lejanas elecciones, a la vez que, con la disculpa de impedir la acción de los saqueadores, reprimen e impiden nuevas movilizaciones en las calles.
Pero, y eso es lo que más temen la burguesía árabe y el imperialismo, la revolución tunecina puede ser el inicio de un proceso aún mayor: la revolución del pueblo árabe, harto de gobernantes corruptos, dictatoriales y títeres del imperialismo.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario