| Escrito por PSTU - Argentina | 
| Jueves 15 de Agosto de 2013 | 
 Es
 un hecho, no importa cómo se lo mire: millones de votantes que en 
anteriores elecciones le dieron su apoyo a los Kirchner, en estas 
primarias le dieron la espalda y dijeron ¡basta! al modelo K. Los 
resultados indican que tres de cada cuatro votantes lo hicieron contra 
el gobierno. Así se concreta una fuerte ruptura en el terreno político 
electoral con el kirchnerismo. Comparando los votos a diputados 
nacionales, se ve que la caída del Frente para la Victoria es de 10,7 
millones de votos (52,19%) en 2011 a 5,9 millones de votos (26,31%) en 
2013.
En dos años el kirchnerismo perdió cuatro millones de votos 
Esta
 vez el gobierno fue derrotado en 13 de los 24 distritos del país, 
incluyendo todos los más importantes: Capital, provincia de Buenos 
Aires, Mendoza, Santa Fe, Córdoba. Perdió en toda la Patagonia. 
La
 estrategia del gobierno consistió en tratar de conservar la mayoría en 
las provincias más adictas y dar batalla centralmente en la provincia de
 Buenos Aires, el distrito que concentra el 37% del electorado nacional.
 Así podría compensar los malos resultados que preveía en el resto del 
país. Por eso mismo lo peor para Cristina fue que, además de perder en 
provincias que creía seguras, su candidato en la provincia de Buenos 
Aires, el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde (29,65%), 
quedó más de 5 puntos por detrás de Sergio Massa, el líder del Frente 
Renovador (35,05%). 
Las causas y los responsables 
Cristina
 se puso a la cabeza de la campaña, acompañada del gobernador Scioli 
–hasta Insaurralde quedó en segundo plano en la provincia clave-, por lo
 tanto ella es la máxima responsable. 
La
 derrota no es resultado de errores, debilidades o traiciones de 
gobernadores, intendentes o punteros tránsfugas. En realidad ni siquiera
 puede decirse que sea resultado de errores de la propia presidenta en 
la campaña. 
Las
 multinacionales y bancos internacionales han exigido a Cristina una 
serie de medidas para salvar sus ganancias en momentos que comienza a 
hacerse sentir con fuerza la crisis mundial en América Latina y en la 
Argentina. Y el kirchnerismo ha respondido con un ajuste que los 
trabajadores sufrimos cada vez más, en la forma de aumentos salariales 
en cuotas que quedan muy por detrás de la inflación, la limitación de 
las asignaciones familiares a un sector muy pequeño, un piso tan bajo 
del impuesto a las ganancias que se come el aguinaldo y las horas extras
 de millones de trabajadores, jubilaciones que ya no alcanzan ni para 
los remedios. 
El
 gobierno ha profundizado la entrega con el contrato firmado por YPF con
 Chevron para la explotación de Vaca Muerta (que todavía debe ser 
aprobado por la legislatura de Neuquén) y también con la autorización a 
los banqueros de elevar las tasas de interés, lo que encarece el crédito
 de consumo (por ejemplo, lo que nos cobran por usar las tarjetas de 
crédito). 
Previendo
 una fuerte reacción obrera y popular contra el ajuste, el kirchnerismo 
ha abandonado su demagógica bandera de supuesta defensa de los derechos 
humanos, colocando al frente de ejército a un genocida como el general 
Milani y a un partidario de la mano dura, Sergio Berni, al frente de la 
secretaría de Seguridad. 
Además
 del ajuste, la entrega y el giro represivo del gobierno, la mayoría de 
los trabajadores y el pueblo también repudian la corrupción y la 
impunidad, simbolizados en figuras como Julio de Vido y Ricardo Jaime, 
responsables junto a Néstor y Cristina de la desastrosa política de 
subsidios y robos en complicidad con empresarios amigos como los 
Cirigliano y los Roggio, que es la causa –por falta de obras esenciales y
 de mantenimiento- tanto de los desastres ferroviarios de Once y 
Castelar como de las inundaciones que afectan a La Plata y la Capital. 
Todas estas son las causas fundamentales de la ruptura de millones con 
el gobierno kirchnerista. 
Y
 este fenómeno, que se reflejó en la votación de la mayoría de los 
trabajadores y el pueblo a distintas fuerzas de oposición para castigar 
al gobierno en las primarias, va mucho más allá de las propias 
elecciones. 
Las perspectivas 
El
 kirchnerismo no tiene condiciones para revertir esa profunda ruptura y 
repudio popular de aquí a dos meses. En el terreno electoral es probable
 que Massa y los otros candidatos de oposición que se impusieron en las 
distintas provincias aumenten sus porcentajes, al vérselos como los 
mejores instrumentos para castigar al gobierno con el voto. 
Es
 posible que a pesar de ello el gobierno retenga el control de las 
cámaras de diputados y senadores. El kirchnerismo renueva menos de 50 
bancas y la oposición más de 100. En todo caso la mayoría kirchnerista 
quedará debilitada en las dos cámaras. 
Muchos
 se preguntan si el kirchnerismo no puede recuperarse de este golpe. Al 
fin de cuentas, de la caída de 2009 pasó al 54% para Cristina en las 
presidenciales de 2011. Pero en ese momento el kirchnerismo todavía 
lograba disimular su política favorable a las multinacionales y los 
banqueros: aparecía ante el pueblo como un gobierno “progresista”, 
incluso de “izquierda”, enfrentando el ataque reaccionario encabezado 
por la Sociedad Rural y la Mesa de Enlace del Campo. Y basado en eso 
pudo recuperarse. 
Ahora
 el gobierno está aplicando a la vista de todo el pueblo, con muy poco 
disimulo, la política de entrega, ajuste y represión que le exigen las 
multinacionales para salvar sus ganancias. Ya se ve cuánto le valió 
anunciar aumentos miserables del salario y la jubilación mínima poco 
antes de las primarias. La demagogia ya no le permite ocultar que es una
 fuerza corrupta al servicio de la explotación capitalista. 
Esta
 situación cierra las perspectivas de re-reelección de Cristina. Más 
bien las multinacionales y los banqueros le exigirán que queme el 
capital político que le queda, aplicando con cada vez más dureza el 
ajuste para garantizar sus intereses. 
Por
 eso mismo seguirá creciendo el peso en el gobierno kirchnerista de 
Milani y Berni. La perspectiva para los próximos dos años es de un 
creciente debilitamiento del gobierno, período en el que tendrá cada vez
 menos capacidad para frenar los reclamos obreros y populares con el 
engaño y cada vez más necesidad de recurrir a la represión. 
¿Y
 qué harán los partidos de oposición patronal, especialmente aquellos 
como Massa, los peronistas de derecha como Schiaretti en Córdoba o los 
radicales y Binner, a los que la inmensa mayoría recurrieron para 
castigar al gobierno? Lamentablemente debemos alertar a los trabajadores
 y el pueblo que todas esas fuerzas le disputan el poder al 
kirchnerismo, pero con propuestas y políticas muy similares a las de 
Cristina. 
En
 todo caso difieren en cuanto a qué sector de la patronal debe ser el 
más beneficiado por la explotación de los trabajadores y por la 
corrupción del estado. 
Fortalecer al FIT y seguir luchando contra el ajuste y la entrega 
Pero
 en estas elecciones también hemos visto un importantísimo crecimiento 
del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) que logró superar la 
trampa proscriptiva de las PASO en 19 provincias, sumando más de 900.000
 votos a nivel nacional. Ese resultado refleja que hay una franja muy 
grande de trabajadores y sectores populares que, además de castigar al 
gobierno con el voto, se pronunciaron por una opción clasista, un 
programa que de una salida obrera y popular y quieren llevar una lucha a
 fondo contra el ajuste, la entrega, la corrupción y la represión. 
Para
 seguir avanzando por ese camino debemos fortalecer al FIT, buscando el 
apoyo de un sector aún más amplio de los trabajadores y el pueblo y de 
todas las fuerzas de izquierda a sus candidaturas en octubre, para 
concretar el ingreso al Congreso de sus representantes, como alternativa
 tanto frente al gobierno como a las demás fuerzas patronales. 
Al
 mismo tiempo el avance del FIT debe servir para fortalecer las luchas 
de los trabajadores por el salario y la jubilación, contra la 
precariedad laboral y el impuesto a las ganancias, en defensa de la 
salud y la educación públicas y por todos los reclamos obreros y 
populares. 
Hay
 una tarea en la que deben resumirse y concentrarse en los próximos doce
 días todos los esfuerzos: impedir que se concrete la entrega de Vaca 
Muerta a Chevron. El 28 de agosto habrá una votación crucial en la 
legislatura de Neuquén, que debe decidir a favor o en contra de una ley 
que convalidaría el nefasto acuerdo de YPF con el monopolio yanqui. 
ATEN, el sindicato docente neuquino y uno de los principales de la 
provincia está encabezando, junto a la CTA y todas las fuerzas de 
izquierda un llamado a la movilización a nivel nacional exigiendo que 
los legisladores voten en contra del acuerdo. 
Desde
 el PSTU adherimos a esta convocatoria y proponemos que en cada ciudad 
del país se convoque una movilización unitaria el 28 de agosto 
encabezada por las CGT y las CTA, todos los sindicatos y todos los que 
se dicen defensores de nuestra soberanía, para impedir que se concrete 
la entrega de Vaca Muerta a Chevron. 
Te invitamos a organizarnos para dar juntos estas pelea. 
¡Sigamos avanzando unidos compañeros! 
El voto castigo fue disperso y se agrava la crisis política 
Massa,
 los radicales, Binner, Carrió,  Macri, De Narváez, De la Sota,  también
 defienden los intereses de  las multinacionales y los banqueros.  La 
derrota del kirchnerismo en 13 provincias significó el triunfo de una 
variedad  de fuerzas opositoras en esos distritos.  En distintas 
provincias los ganadores fueron  los radicales, los que se dicen 
“socialistas”  y sus aliados, que se impusieron en Capital  (con la 
sumatoria de UNEN) dejando en segundo lugar al PRO de Macri, en Santa 
Fe,  con Binner obteniendo más del 40% de los  votos, en Mendoza donde 
Julio Cobos llegó  al 44%, en Catamarca, La Rioja, Corrientes.  En Santa
 Cruz el radical Eduardo Costa vol- vió a ganar como en 2009.  Lo más 
destacado para la burguesía es la  votación de Massa en la provincia de 
Bue- nos Aires (sus tres millones de votos lo ubi- can como tercera 
fuerza nacional) y la de los  radicales, que alcanzan 3.150.000 votos si
 se  suman los que recibieron como partido a los  del Frente Progresista
 Cívico y Social (FPCS)  en todo el país.  Pero esto no alcanza para 
modificar el hecho que se ha mantenido a lo largo de toda  la década 
kirchnerista: la oposición patronal  no logra superar su dispersión para
 constituir una fuerza capaz de ganarle al gobierno  a nivel nacional. 
Eso le permitió a Cristina decir el domingo 11 de agosto por la noche 
que el kirchnerismo sigue siendo la primera fuerza en la  Argentina. 
Para
 el kirchnerismo como corriente política, acostumbrada a las prebendas y
 la impunidad que da el poder, la dispersión de la  oposición es motivo 
de alivio. Aparentemente, a pesar de la derrota, retendría la mayoría  
en ambas cámaras, lo que evita la posibilidad  de juicio político a la 
presidenta y otros peligros similares. 
Hay
 otro dato que da cierto reaseguro a  Cristina: el 70% de los votos a 
nivel nacional  fueron a candidatos peronistas, ya sean kirchneristas o 
de la oposición, como Massa y  De Narváez en Buenos Aires, o el 
candidato  de De la Sota, el ex gobernador Juan Schiaretti, en Córdoba. 
Esto facilitaría el eventual  traspaso de numerosos dirigentes, incluso 
 con el apoyo de Cristina, en caso de consolidarse Massa u otra figura 
surgida del peronismo como alternativa al kirchnerismo para  disputar el
 poder.  Y como gran carta la burguesía se reserva  a un hombre que ha 
demostrado una asombrosa capacidad de reacomodarse con los  vaivenes del
 peronismo, el ex vicepresidente  de Ménem y Néstor Kirchner y actual 
gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli. 
Un peligro muy serio para los capitalistas 
Sin
 embargo, para los capitalistas y sus  representantes políticos más 
lúcidos esta  situación de debilitamiento del gobierno  sin que se 
consolide todavía una alternativa  capaz de reemplazarlo es motivo de 
grave  preocupación. Por un lado, son conscientes  de que, para salvar 
las ganancias de los empresarios, el gobierno tiene que aplicar un  
fuerte ajuste, y la pérdida de votos y apoyo  popular le hace cada vez 
más difícil esa ta-rea a Cristina. 
Por
 otro lado, incluso los grandes empresarios que sostuvieron con 
entusiasmo las candidaturas opositoras saben que por  el momento los 
votos que recibieron algunas figuras claves de la oposición son, en un 
importantísimo porcentaje, muy volátiles. Las  altas votaciones de Massa
 o Carrió refl ejan  en importante medida que un sector muy  grande del 
pueblo buscaba una alternativa  para castigar al gobierno sin fijarse 
mucho en  quién era el candidato o el partido. Simple- mente apoyaron al
 candidato que considera- ron que podía ganarle al oficialismo. Con el  
llamativo agregado de que, en Capital, UNEN  derrotó no sólo a Filmus, 
el candidato de  Cristina, sino que también fue voto castigo  contra el 
macrismo. 
Es
 distinto el caso de Binner en Santa Fe o  Cobos en Mendoza. Esas son fi
 guras consolidadas y cuentan con el respaldo de fuerzas  políticas con 
más solidez (“socialistas” y radicales). Sin embargo ni Binner ni Cobos 
pa- recen estar en condiciones, por el momento,  de ganarle una elección
 presidencial al kirchnerismo o a algún candidato que logre unificar al 
peronismo. 
Los
 capitalistas necesitan que la  oposición apoye el ajuste Para más 
complicación, en esta situación  de creciente entrada de la crisis en el
 país los  capitalistas necesitan que las fuerzas y candidatos apoyen, o
 como mínimo no llamen a  enfrentar, la política de ajuste que debe 
aplicar Cristina. Es decir, no tiene margen para  permitir que se 
fortalezca como alternativa  un candidato en base a promesas 
demagógicas. 
La
 mejor muestra de esto es la política  de Sergio Massa. Su campaña se 
centra en  primer lugar en proponer leyes, supuesta- mente contra la 
inseguridad, que llevarían a  fortalecer a la policía y las fuerzas 
represivas en general. Intentó disfrazar esta orientación  represiva y 
de derecha con una propuesta de  elevación del mínimo al impuesto a las 
ganancias, es decir, exactamente la misma política que viene aplicando 
Cristina.  Otro dato clave de la política de Massa es  que buscando 
facilitar el traspaso de cuadros kirchneristas a sus filas, el jefe del 
Frente Renovador se niega sistemáticamente a denunciar o avalar 
denuncias de corrupción contra  miembros del gobierno.  El FPCS con sus 
principales fi guras, Binner, Cobos y Carrió, a la cabeza, agrega otros 
 factores fundamentales de desgaste. En  primer lugar los radicales y 
“socialistas” por  igual sostienen contra el gobierno los reclamos de la
 Sociedad Rural y la Mesa de Enlace  del Campo; es decir, liquidar las 
retenciones  a las exportaciones agropecuarias y con ello  la política 
de subsidios a los sectores más  pobres. Por otro lado, el “socialismo” 
desde  el Gobierno de Santa Fe, impone a los trabajadores de la 
provincia las mismas medidas  de ajuste que aplica el kirchnerismo a 
nivel  nacional, por lo que enfrenta continuas huelgas y reclamos 
obreros. 
El voto a los candidatos opositores  patronales se vuelve contra los  trabajadores y el pueblo 
Sergio
 Massa, que está apareciendo  como el candidato más apreciado por los  
grandes empresarios después del domingo  11 de agosto, lejos de 
profundizar sus ataques contra el gobierno de Cristina, adoptó un tono 
aún más moderado. Asegura  que eso es porque  “la gente no quiere 
confrontación sino propuestas”. En realidad su  postura refleja la 
preocupación de toda la  burguesía por la gran debilidad del gobierno y 
la falta de una fuerte alternativa para  reemplazarlo. Y la necesidad de
 la burguesía de que todas las fuerzas sostengan el  ajuste. 
Los
 trabajadores y el pueblo debemos  ser conscientes, entonces, de que el 
voto por  Massa, por los candidatos del Frente Progresista, los 
radicales y “socialistas”, o de la derecha peronista, no nos sirve.  
Lamentablemente con ese voto se fortalece a fuerzas que también 
sostienen el  ajuste y la entrega. Por eso mismo llamamos  a los 
trabajadores y el pueblo a llevar la ruptura con el kirchnerismo y su 
política hasta el  final, apoyando en octubre a los candidatos  del 
Frente de Izquierda y los Trabajadores. Lo  que nos permitirá al mismo 
tiempo unirnos  y fortalecernos en la lucha por la defensa de  todas 
nuestras conquistas. 
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sábado, 17 de agosto de 2013
ARGENTINA:¡Basta de modelo K!
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Es
 un hecho, no importa cómo se lo mire: millones de votantes que en 
anteriores elecciones le dieron su apoyo a los Kirchner, en estas 
primarias le dieron la espalda y dijeron ¡basta! al modelo K. Los 
resultados indican que tres de cada cuatro votantes lo hicieron contra 
el gobierno. Así se concreta una fuerte ruptura en el terreno político 
electoral con el kirchnerismo. Comparando los votos a diputados 
nacionales, se ve que la caída del Frente para la Victoria es de 10,7 
millones de votos (52,19%) en 2011 a 5,9 millones de votos (26,31%) en 
2013.
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