La propuesta de ley presentada por el parlamentario Zevulun Orlev, del partido “Hogar Judío”, que surcó con éxito su escrutinio preliminar, promete un año de prisión a quienquiera que publique cualquier “llamamiento que niegue la existencia del Estado de Israel como un Estado judío y democrático”, si el contenido de la convocatoria es susceptible de provocar “actos de odio, desprecio o deslealtad contra el Estado o las instituciones de gobierno o los tribunales”.
Uno puede prever los pasos siguientes. Existe un millón y medio de ciudadanos árabes de los cuales no cabe esperar que reconozcan a Israel como Estado judío y democrático. (…). Y, además, también hay judíos que no quieren que Israel sea definido como Estado judío en el que los no-judíos tienen, a lo sumo, la condición de extranjeros tolerados. Las consecuencias son inevitables. (…)
Tras la lectura preliminar del proyecto de ley, éste se envía ahora a la Comisión Jurídica de la Knesset, que la preparará para la primera lectura, seguida posteriormente de la segunda y la tercera. Dentro de unas pocas semanas o meses será la ley del país. Por cierto, el proyecto de ley no menciona explícitamente a los árabes, aunque claramente ésa sea su intención, como entendieron todos los que votaron por ella.
También se prohíbe a los judíos defender el cambio en la definición del Estado, o la creación de un Estado binacional en la totalidad de la Palestina histórica, o la difusión de cualquier otro tipo de ideas no convencionales (…)
El proyecto de ley no desentona en absoluto en el contexto de nuestro nuevo paisaje político. Este gobierno ya ha aprobado un proyecto de ley para encarcelar durante tres años a cualquiera que conmemore la Nakba palestina –la expulsión en 1948 de más de la mitad del pueblo palestino de sus tierras y hogares-.
Los patrocinadores esperan que los ciudadanos árabes se sientan felices con aquel acontecimiento histórico. (…) El Día de la Independencia del Estado judío y democrático debe henchirnos de júbilo. Cualquier persona que no exprese ese júbilo debe ser encerrada, y tal vez tres años no sean suficientes. Este proyecto de ley ha sido confirmado por la Comisión Ministerial para Asuntos Jurídicos antes de ser presentado a la Knesset.
Dado que el gobierno de derecha tiene la mayoría en la Knesset, el proyecto de ley será
aprobado casi automáticamente. (En el ínterin, un ligero retraso ha sido causado por un ministro que apeló la decisión, por lo que la Comisión Ministerial tendrá que confirmarla de nuevo).
(…) En la panadería de la Knesset (en hebreo panadería se dice ‘mafia’) están horneando algunos pastelillos nuevos. Uno de ellos es un proyecto de ley que estipula que toda persona que solicite la ciudadanía israelí debe declarar su lealtad al “Estado judío, sionista y democrático”, así como comprometerse a servir en el ejército o en su alternativa civil.
Su patrocinador es el parlamentario David Rotem del partido “Israel es Nuestro Hogar”, que también es el presidente de la Comisión de Derecho de la Knesset. Una declaración de lealtad hacia el Estado y sus leyes -un marco para salvaguardar el bienestar y los derechos de sus ciudadanos- es razonable. ¿Pero lealtad al Estado “Sionista”? (…)
Otro proyecto de ley que aguarda su turno ante el Comité Ministerial propone modificar la declaración que cada nuevo miembro de la Knesset debe realizar para poder asumir su cargo. En lugar de la lealtad “al Estado de Israel y a sus leyes”, como hasta ahora, él o ella estará obligado a declarar su lealtad “al Estado de Israel judío, sionista y democrático, a sus símbolos y a sus valores”.
Tal cosa dejaría fuera de juego automáticamente a casi todos los parlamentarios árabes (…) También supondría un problema para los parlamentarios ortodoxos de la Knesset
que no pueden expresar lealtad al sionismo.(…) La fábrica de leyes racistas con un señalado hedor fascista está trabajando a toda máquina. Está incorporada en la nueva coalición. En su centro está el partido Likud, una buena parte de cuyos miembros son puros racistas (perdón por el oxímoron).
A su derecha se encuentra el ultra-racista partido Shas, acuya derecha están el ultra-ultra
racista partido de Lieberman “Israel es Nuestro Hogar”, el ultra-ultra-ultra racista “Hogar Judío”, y a su derecha la incluso más racista “Unión Nacional”, que incluye a kahanistas confesos y que mantiene una pata en la coalición y otra en la luna. (…) El nombre más apropiado para estos santos guerreros sería el de “Racistas por la Democracia”.
Extractos del artículo del mismo título de Uri Avnery, traducido y publicado por Rebelión 14/6/09. Uri Avnery, periodista, escritor y activista por la paz israelí. De 1938 a 1942 fue miembro de la organización sionista Irgún. Rompió con ella y formó parte del Parlamento israelí (Knesset) durante tres periodos legislativos (1965-1969, 1969-1973, 1979- 1981), con un total de diez años como diputado.
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