Centenares de miles de mujeres al año en nuestro país se realizan un aborto, incluso el propio Ministerio de Salud de la Nación ha admitido que en la Argentina se realizan cerca de 400.000 abortos clandestinos por año.
A la vez, miles de mujeres trabajadoras padecen el atropello de las patronales y el gobierno que les impiden decidir cuando quieren ejercer su maternidad. El ejemplo más emblemático al respecto es el caso de despidos de las compañeras Xoana y Blanca de la fábrica Felfort por estar embarazadas (ver recuadro).
Estos hechos revelan una gran hipocresía. La Iglesia, los gobiernos y sus leyes condenan el aborto por “atentar contra la vida”. Se hacen los distraídos ante la muerte de 800 mujeres al año por abortos clandestinos y junto a eso nos impiden a las trabajadoras el derecho de decidir cuando ser madres.
Precisamente, detrás de la acérrima negativa hacia la legalización del aborto, se encuentran no sólo la Iglesia sino los sectores más reaccionarios de la sociedad y las clínicas privadas que se benefician económicamente. Todo con el inestimable apoyo de la “presidenta de los argentinos”, que se llena la boca hablando de su condición de mujer pero se ha posicionado en contra de este derecho tan elemental para todas nosotras.
Este año la movilización popular logró imponer en España el aborto legal, profundizando aún más la crisis de la Iglesia Católica. Así es como en el mundo y en nuestro país día tras día crecen las voces y las opiniones favorables a la legalización sin ser oídas, hasta ahora, por los gobiernos “progresistas” de América Latina. Lamentablemente, en el rechazo Cristina está acompañada por sus presidentes amigos, incluso por los que se autotitulan socialistas, como Evo Morales o Chávez.
En Argentina vivimos una situación especial. El Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires se ha manifestado a favor de la despenalización del aborto. Incluso ya se han presentado varios proyectos de ley al respecto en el propio Congreso Nacional.
Sin dudas, el impulso que generó el haber logrado imponer el matrimonio igualitario contra todos los sectores reaccionarios, ha puesto sobre la mesa de debate la posibilidad de avanzar este año hacia la legalización del aborto para todas las mujeres.
De lograrlo seremos las mujeres pobres y trabajadoras las que dejaremos de morir, porque todas sabemos que las que tienen dinero y pueden pagar no corren mayores riesgos. No podemos dejar este derecho a expensas de los intereses electorales del gobierno y la oposición parlamentaria.Nos tenemos que movilizar para conquistarlo.
Por eso es importante nuestra participación el 28 de setiembre de la marcha en Capital y de las actividades que se realicen en todo el país, en el Día Latinoamericano por la Despenalización del Aborto.
Otra tribuna que debemos aprovechar es el próximo Encuentro Nacional de Mujeres, en Paraná, que estará cruzado por esta pelea. Seguramente seremos mayoría las que estemos a favor de la legalización del aborto, pero esto no será suficiente.
Si de verdad queremos lograr imponerlo debemos confluir con los procesos de lucha que atraviesan el país, llevando adelante una gran campaña de agitación y movilización, organizando desde nuestros sindicatos y centros de estudiantes todo tipo de actividades. Debemos impulsar charlas, petitorios, pronunciamientos en fábricas, escuelas, hospitales, facultades y en los barrios populares, mientras le exigimos a la conducción de la CGT y de la CTA que se pronuncien al respecto y se pongan a la cabeza de llevar adelante esta campaña y tomen como parte de sus reivindicaciones las necesidades de las mujeres trabajadoras.
Frente Obrero Socialista FOS
Corriente Obrera Internacionalista COI
Liga Internacional de los Trabajadores- Cuarta Internacional LITCI
LUCHA MUJER 27/09/2010
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