Hace
un año, el 15 de marzo, comenzó la revolución siria. Inspirada en las
revoluciones tunesina, egipcia y libia, la población de Deraa salió a
las calles para protestar contra el apresamiento de niños que,
supuestamente, pintaron un muro para exigir reformas. La respuesta del
dictador Bashar fue rápida y cruel. Comandada por su hermano Maher, la
cuarta división asesinó a disidentes, sofocando las protestas en Deraa.
Sin
embargo, la revolución se radicalizó y se nacionalizó. Todo el viernes
fue la misma cosa. De Deraa a Idlib, pasando por Hama y Homs, y de Deir
el Zour a los suburbios de Damasco, el pueblo salió a las calles
cantando: “Desaparece Bashar”. Se formaron los Comités de Coordinación
Local en varias ciudades, villas y barrios. En todas las manifestaciones
hay cristianos, drusos, curdos, ismaelitas y alauitas, junto a sunitas
que cantan: “Uno, uno, uno, el pueblo sirio es sólo uno”.
Las
vísperas del Ramadan, las movilizaciones en Hama llegaron a 500 mil
personas. Durante el Ramadan, temiendo que las movilizaciones semanales
se convirtiesen en diarias, Bashar atacó Hama, matando cientos de
sirios.
Aún
así, las movilizaciones continúan en varias ciudades. La economía está
casi paralizada. La producción agrícola se desplomó, la inflación es de
20% al año, y la libra siria cayó a la mitad frente al dólar, en un año.
Los soldados se niegan a atacar a los manifestantes y desertan. Surge
el Ejército de Siria Libre.
Ahora
Bashar realizó otra masacre ejemplar. Por tres semanas atacó barrios de
Homs, arrasando Bab Amr Homs, esa ciudad maravillosa, que tiene un alto
grado de organización. El periodista Nir Rosen, de Al Jazeera,
describe, en un artículo: “El Consejo Revolucionario de Homs fue formado
en setiembre. El tiene comités de seguridad, medios, manifestaciones,
asistencia médica, ayuda humanitaria y asuntos legales. En enero, ellos
alimentaban a 16 mil familias en toda la provincia. Se eligió a su
dirigencia y vive clandestinamente”. Eso muestra que la revolución no es
una creación extranjera, como dice Bashar, sino una verdadera
revolución popular, con líderes en cada ciudad siria.
La
masacre en Homs y en otras ciudades pone en primer plano la necesidad
del armamento para se defender de la violencia del régimen.
El
mismo periodista de Al Jazeera escribe: “La insurgencia siria no está
bien armada, ni bien financiada”. Los revolucionarios compran sus armas
de contrabandistas que las traen de Irak, Líbano y Turquía. O, incluso,
de integrantes del propio ejército sirio. Pero, eso no es lo suficiente
para enfrentar a Bashar. La mayor parte del financiamiento viene de
sirios viviendo en el exterior.
La
intervención extranjera no es una solución. Si la revolución avanza, es
posible que el imperialismo o la Liga Árabe intervengan. Pero, el
objetivo de ellos no es fortalecer la revolución, sino paralizarla y
destruirla. Los países imperialistas quieren defender sus intereses
económicos y políticos, que están amenazados por la revolución. La Liga
Árabe teme que una victoria de la revolución alimente movimientos
semejantes en sus países.
La
propuesta de la Liga Árabe, apoyada por Estados Unidos y los países
europeos, es que Bashar se aleje del gobierno y su vice asuma,
negociando con la oposición. Ahora, el régimen no es sólo Bashar, sino
la banda que está con él. En esa propuesta de las dictaduras árabes,
Maher Assad, el asesino hermano de Bashar, continuaría al frente de la
cuarta división del ejército.
Hasta
el momento, las potencias imperialistas no quieren intervenir, ni las
dictaduras árabes. Esa es la conclusión del sociólogo Immanuel
Wallerstein: “Por más que sea elevado el volumen de la retórica y por
más terrible que sea la guerra civil, nadie quiere realmente que Assad
salga. Arabia Saudita, Estados Unidos, Israel, Turquía y Francia,
ninguno de esos países quiere intervenir directamente en el conflicto
sirio”.
La
solución es exigir que todos los países proporcionen armas para que los
revolucionarios sigan la lucha. El pueblo sirio tiene el derecho de
decidir democráticamente el rumbo de su país y de armarse. Con armas, el
ejército se va a dividir, y la revolución va a vencer.
La
revolución en Siria sólo va a estar completa con la caída de Bashar y
de las élites dominantes, y con la recuperación de las colinas del
Golán. Los revolucionarios tienen que declarar, desde ya, que no van a
colaborar con Israel, como Bashar ha hecho. La recuperación de las
colinas será un golpe contra Israel y va a fortalecer la lucha de los
palestinos. ¡Revolución, hasta la victoria siempre!
Nacionalistas e “izquierdistas” apoyando a la dictadura
Bajo
el alegato de que se ubican en defensa del pueblo sirio, líderes
nacionalistas como el presidente Chávez y Fidel Castro, juntamente con
Hezbollah y los partidos comunistas en todo el mundo, en la práctica
están apoyando la dictadura de Bashar.
Al
inicio, decían que el régimen de Baath era antiimperialista. Pero,
¿cómo explicar que ese régimen mandó 5 mil soldados para combatir a
Saddam Hussein junto a Estados Unidos y a las potencias europeas en la
primera guerra del Golfo? ¿Cómo explicar la invasión del Líbano en 1976,
atendiendo un pedido de Kissinger para atacar al Movimiento Nacional
Libanés, liderado por Kamal Jumblatt, con la participación de la OLP
(Organización por la Liberación de Palestina), de los chiítas, de los
sunitas y de los varios partidos comunistas, que estaban a las puertas
de tomar el poder en Líbano contra las fuerzas fascistas de la Falange?
¿Cómo explicar la pasividad del régimen sirio frente a la ocupación de
las colinas de Golán por Israel? Hoy, la frontera con Siria es la más
segura para Israel.
Escribe
Immanuel Wallerstein: “Siria ha sido un vecino árabe relativamente
tranquilo, una isla de estabilidad para los israelíes. Sí, los sirios
ayudan a Hezbollah, pero Hezbollah también se ha mantenido calmado”. El
concluye: “¿Por qué los israelíes querrían correr el riesgo de una
turbulenta Siria post baathista? ¿Quién asumiría el poder? ¿No querrían
reforzar sus credenciales ampliando la Jihad contra Israel? Y la caída
de Assad, ¿no avalaría la estabilidad relativa de la que parece ahora
disfrutar el Líbano? ¿El resultado no acabaría por ser una renovación
del radicalismo de Hezbollah? Israel tiene mucho que perder, y casi nada
por ganar, si Assad cayera”.
Otro
argumento de los colaboradores de Bashar es que Siria apoya a los
palestinos. Todos conocen la famosa frase de Yasser Arafat sobre el
régimen sirio: “Assad fi Lubnan wa arnab fi jaulan” -Assad es un león en
Líbano (contra los palestinos) y un cordero en las colinas del Golán
(contra Israel). El régimen sirio nunca reconoció a la OLP y ayudó a
expulsarla del Líbano, en 1982. Los palestinos saben de eso. Muchos
luchadores pasaron por las prisiones del régimen sirio. Muchos
palestinos no apoyan a Bashar. Ismail Hanieh, de Hamas, declaró: “Un
pueblo que lucha por libertad y justicia contra la ocupación sionista de
Palestina, jamás podría apoyar a un régimen que mata a su pueblo que
pide libertad y justicia”. Cien intelectuales palestinos hicieron un
manifiesto apoyando la revolución en Siria. Y el periodista Nir Rosen,
de Al Jazeera, informa en dicho periódico que varios grupos palestinos
están ayudando a la revolución dentro de Siria.
Por
último, la llamada injerencia extranjera del imperialismo y de las
dictaduras del Golfo, en Siria. En primer lugar, los colaboradores de
Bashar no hacen mención a la interferencia de Rusia y de Irán, que han
dado asistencia logística al régimen. En segundo lugar, si Estados
Unidos, Europa y la Liga Árabe hubiesen intervenido, Bashar ya estaría
depuesto. Ellos no darán ni lo mínimo, que son armas, para el pueblo
sirio, para defenderse de la dictadura. Por eso, Bashar masacra al
pueblo sirio impunemente, como hizo en Bab Amr.
Para
terminar, un llamado, en particular a Hezbollah. Ustedes conocen lo que
fue la ocupación siria en el Líbano, por 30 años. Ustedes saben que, a
la primera oportunidad, Bashar va a negociar con Israel y entregar a
Hezbollah como moneda de canje. Ustedes saben de las masacres que Bashar
está haciendo contra su pueblo, y hay miles de refugiados en el Líbano.
Es hora de cambiar de posición. Hezbollah tiene que seguir el ejemplo
de Hamas, romper con Bashar y apoyar la revolución. Ese es el camino de
la liberación del mundo árabe frente a Israel y al imperialismo.
Fuente: Al Thawra nº 1, marzo/abril 2012
Traducción Laura Sánchez
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