viernes, 13 de noviembre de 2009
Docentes, Estatales, Kraft, Subte marcan el camino…
Hay que derrotar el plan político y económico del gobierno
Cristina pactó con Obama y los grandes empresarios para profundizar su política de recolonización de la Argentina. Pero para lograrlo tendrá que derrotar la resistencia obrera y popular, un proceso abierto que lejos de retroceder se ha incrementado y radicalizado.
Así lo demuestran los paros de los trabajadores docentes y estatales bonaerenses y del resto del pais, el parazo del subte, el paro y piquetes de los obreros de la construcción de Atucha, el acampe de cientos de desocupados/as. Para enfrentar las luchas el gobierno, que se apoya cada vez más en la burocracia sindical, ha incrementado el presupuesto represivo y la presencia policial en los conflictos, además de incentivar el accionar de las patotas sindicales, como sucedió en la huelga de los trabajadores del subterraneo
Pero Cristina no solo impulsa, financia y organiza la represión - la institucional y la otra -, sino que además se está jugando a imponer una reforma política tan reaccionaria y proscriptiva, que de aplicarse no solo eliminará electoralmente a todos los partidos de la izquierda, sino también a buena parte de la oposición patronal.
A través de este escandaloso ataque a las libertades democráticas pretenden imponer y consolidar un regimen bipartidista, o sea la alternancia en el gobierno del PJ y la UCR, los grandes sostenedores del plan de ajuste y represión ordenado por el FMI y los monopolios.
Sin embargo las cosas no le van bien a los de arriba, ya que los trabajadores, que pelean duramente por la defensa de las condiciones de trabajo, contra los despidos y por el salario, enfrentan a la policía, a la gendarmería y a las patotas. Mientras tanto en un hecho tan novedoso como importante la mayoria de la izquierda, encabezada por Pino Solanas, se acaba de reunir para repudiar la reforma política, elaborar un documento común y medidas de acción para enfrentar la reforma.
Este es un marco favorable para practicar la unidad de acción contra el ajuste de CFK, contra los ataques a las libertades democráticas y para impulsar el desarrollo de una nueva dirección, consecuentemente combativa y democrática.
Los trabajadores se rebelan cada vez más contra sus órdenes, como pasó con los docentes de la Provincia de Buenos Aires, que pasaron por encima de la conducción del Suteba, parando junto a UDocBA, un sindicato tan pequeño como inexistente.
Lo mismo hicieron los operarios de Electro Ingeniería, una empresa contratista de Atucha, quienes después de elegir a sus delegados votaron en asamblea desacatar el acuerdo avalado por la burocracia de la UOCRA. Ese es el camino que marcan los compañeros y compañeras del Subte, que después de realizar un enorme paro enfrentaron a la patota de la UTA, que se tuvo que retirar de la estación Constitución sin poder acercarse a los andenes, llenos de activistas.
Uno de los ejemplos más avanzados de este proceso de renovación sindical lo acaban de dar los operarios y operarias de la ex Terrabusi. A pesar de la represión, la militarización de la fábrica, los intentos de la burocracia de proscribir a los activistas y evitar las elecciones de comisión interna, el conjunto de la fábrica repudió a la lista de Daer que estaba contra el conflicto.
Los diarios de la burguesía vienen advirtiendo sobre el avance de los sectores combativos en las comisiones internas y los cuerpos de delegados. Los periodistas burgueses están horrorizados por el surgimiento de una nueva camada de activistas rebeldes, que tienden a referenciarse en la izquierda, ya que por derecha no existe ninguna opción.
La nueva vanguardia obrera cuestiona a los burócratas sindicales y sus métodos antidemocráticos. No quiere que nadie la lleve de las narices y está desafiando el monopolio sindical que hasta no hace mucho estaba en manos de la cúpula entreguista de la CGT y CTA, que no tiene nada que ofrecer más que nuevos ajuste, rebajas salariales, despidos y flexibilización laboral.
Debemos empujar con todo este proceso enormemente progresivo para ayudar a poner en marcha una nueva conducción obrera que se apoye en la decisión de las bases y el respeto a las resoluciones de las asambleas y los plenarios de delegados.
Hace falta una dirección que se juegue a unir las luchas y que le exija a los dirigentes de la CGT y CTA un paro nacional para derrotar el plan político y económico del gobierno y los monopolios, acabando con el ajuste antiobrero y antipopular y cada uno de los intentos de limitar los derechos democráticos del conjunto de la población, como la reforma política que pretenden imponer.
Escraches, clientelismo y falta de trabajo genuino
Luego del escrache realizado en Jujuy al radical Gerardo Morales, éste aprovechó la oportunidad para encabezar una campaña contra varias organizaciones sociales provinciales.
Desde Convergencia de Izquierda repudiamos los ataques dirigidos por el dirigente de la UCR, Carrió y el Grupo Clarín contra la agrupación Tupac Amaru y su referente Milagros Sala.
Nada nos sorprende de quienes fueron ministros de De la Rua y Chacho Alvarez, cómplices del plan de hambre que el pueblo enfrentó duramente en las jornadas de diciembre del 2001.
Clarín, que hoy quiere aparecer como el garante de la libertad de prensa, una vez mas demuestra que será el multimedio oficial de lo más rancio de la política patronal.
No podemos permitir de ninguna manera que estos sectores que representan a la oligarquía de la provincia de Jujuy, y que encarnan un proyecto político al servicio de los grandes empresarios y el imperialismo, se ensañen contra cualquier organización social.
De todas maneras, profundas diferencias nos distancian de las formas con las que Milagro Sala construye su organización. Este hecho ha dejado de manifiesto ante millones de personas como el kirchnerismo sostiene su poder a través de una estructura clientelar que lejos de combatir la pobreza la mantiene bajo su dominio, en el sistema de cooperativas y planes sociales bajo control de los punteros.
Desde Convergencia de Izquierda creemos que los Sala, Pérsico, Delia -y tantos otros punteros y administradores de la miseria- lejos de combatir la pobreza, la legalizan, limitando a las organizaciones para que sirvan como contenedores sociales, en lugar de transformarse en herramientas de la lucha por el trabajo genuino, en contra de la política entreguista y hambreadora del gobierno de los Kirchner. En manos de ellos, los escarches están al servicio de las voluntades políticas del matrimonio K, por lo que no podemos dejar de repudiarlos.
Esta política, de la que también son cómplices los burócratas de la CGT y la CTA (que ahora festejan las asignaciones por niño) es la que permite que miles de desocupados no puedan insertarse realmente en el mercado laboral. Es necesario avanzar en la solidaridad y unidad entre trabajadores ocupados y desocupados para luchas por el pleno empleo, sin salarios de hambre, para derrotar la política del gobierno que subsidia millonariamente a los empresarios en crisis y paga la deuda externa, dejando a miles en la calle y reprimiendo a los que luchan.
www.convergenciadeizquierda.org
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