Para el autor, las recientes protestas contra el gobierno argelino distan de ser comparadas con las revueltas protagonizadas en Túnez y Egipto. No solo por la escasa adhesión que hasta ahora han tenido las manifestaciones, sino por las motivaciones que la convocan.
Por Fernando Casares
Durante estas últimas semanas hemos asistido a un hito histórico en dos países del Magreb. Tanto en Túnez como en Egipto, el pueblo en una muestra de valentía histórica le ha perdido el respeto al poder autoritario y corrupto de sus gobiernos y ha salido a las calles de forma masiva y multitudinaria como actor de cambio y protagonista de su propia historia. Ha perdido el miedo definitivamente y recuperado su dignidad. La resistencia del pueblo tunecino y el pueblo egipcio ha sido admirable y un ejemplo a emular por todos los pueblos del mundo. Demuestra a su vez que cuando el pueblo es consciente de su propia fuerza como motor de cambio y dirige sus deseos hacia la democracia, la justicia social, la igualdad y la dignidad… nada puede pararlo. Tanto los regímenes de Ben Alí como el de Hosni Mubarak han sido aliados de los Estados Unidos y de Israel, con embajadas de este último en sus territorios, y han sido países que han aceptado de muy buena voluntad el establecimiento del Comando Militar en África (Africom) por parte de EEUU .
Destituidos Ben Alí y Hosni Mubarak, desde hace unos días se presenta lo que muchos analistas europeos coinciden en asemejar sin ahondar en sus particularidades y diferencias fundamentales: las protestas en Argelia.
En 2007 viví en Argel. Allí pude conocer parte de esas particularidades y diferencias, pero también pude vivir en primera persona lo que para mí sería una paradoja por resolver. Lo dejé plasmado en un artículo titulado La Argelia rica de los argelinos pobres. Lo que estaba claro a la luz de la realidad política y social en Argelia era que la creciente desigualdad y falta de oportunidades para los jóvenes tenían básicamente 4 causas: la ineficiente administración de sus recursos, la falta de capacitación de sus cuadros dirigentes y funcionarios, la herencia de país quebrado después de una década de guerra sucia y la corrupción endémica de su sistema dirigencial.
Bouteflika había heredado un país en quiebra en 1999 y esperaba escasez… pero le sobrevino abundancia. Y con enorme celo, por no cometer los mismos errores del pasado, aplicaba una política de redistribución indirecta que no lograba llegar a la sociedad. Para luego terminar de reconocer el fracaso de sus políticas sociales y de inclusión de los jóvenes al sistema laboral (más del 30% de desempleo entre la población activa del cual más del 80% son jóvenes menores de 30 años) a pesar de sus planes quinquenales multimillonarios (55.000 millones de dólares para el quinquenio 2005-2009 y 150.000 millones entre 2009-2014).
Ese mismo año el gobierno de Bouteflika le dijo no al Africom, a diferencia de sus homólogos tunecino, egipcio y marroquí, como apuntábamos anteriormente. En ese entonces escribí para Diagonal Periódico el siguiente artículo titulado Africom, un nuevo estilo de mando. Y curiosamente tanto el 11 de abril como el 11 de diciembre Argel se sacudió con dos fuertes atentados en donde murieron decenas de personas. Hasta los partidos islamistas moderados señalaban como sospechosos de instigación a los EEUU (¹). En ese momento escribí para Rebelión el artículo titulado ¿Es real la realidad?
Acaso haya que remontarse a los años de la liberación e independencia argelina de Francia para también destacar algunas diferencias fundamentales. Pero este tema excedería por mucho lo que pretende decir el artículo. Valga como adelanto que la actual dirigencia argelina es la misma generación de aquella gesta heroica, nacional y popular. La misma que presenció en su capital el nacimiento de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), la visita del revolucionario e internacionalista Ernesto “Che” Guevara y la ruptura inmediata de relaciones con el Estado de Israel sin posibilidad de representación en ese país del Magreb.
¿Esto excusa al actual gobierno? Definitivamente no, pero plantea de entrada un escenario diferente con sus vecinos.
Los números son testarudos
Argelia, después de Egipto, es el país del Magreb con mayor PIB nominal. Egipto ostenta el puesto 40 a nivel mundial, con un PIB de 216.830 millones de dólares. Argelia ostenta el puesto 48, con un PIB de 158.969 millones de dólares. Y Túnez, en el puesto 76, con 43.863 millones de dólares. Pero Argelia está en el puesto 84 del índice de desarrollo humano (IDH) y considerado de nivel alto y Egipto está en el puesto 101 del mismo índice y considerado de nivel medio. Diferencia elemental a la hora de describir la calidad de vida de sus habitantes y desarrollo humano en uno y otro país.
Además, Argelia, a diferencia de Túnez y Egipto, no tiene un sector turístico desarrollado que dependa del capital internacional y de sus turistas extranjeros, lo que le resta el factor exógeno como actor de presión sobre el gobierno.
Argelia representa el 10% del gas y petróleo en Europa y gestiona a través de su empresa estatal Sonatrach un superávit de reservas que no poseen sus vecinos Túnez y Egipto. Esto le da un margen de maniobra e independencia capaz de soportar cualquier presión externa sin pestañear.
Argelia y Rusia tienen una muy fluída relación estratégica política y económica, también como miembros de la OPEP y actores de presión contra el Estado de Israel.
Y por último y más importante en términos de movilización de masas, en Argelia apenas se han manifestado entre 5.000 y 10.000 argelinos (datos de los manifestantes), lo que demuestra una enorme diferencia y fundamental con las movilizaciones tunecinas y egipcias. Pero no contentos con esto, ciertos analistas (incluso en los medios locales) han querido comparar a la multitudinaria Plaza Tahrir de El Cairo y el resto de ciudades en Egipto con la modesta movilización de la Plaza 1º de Mayo en Argel.
Detrás de las movilizaciones
Resulta curioso y paradójico conocer quiénes están detrás de estas movilizaciones de Argel. Uno de sus convocantes más protagónicos es Said Sadi, líder de la Agrupación por la Cultura y la Democracia (RCD), que apenas alcanzó el 1,9% de los votos en las elecciones de 2004 y que no se presentó en las de 2009 por considerar que serían un fraude (excusa que oculta su fracaso electoral). Sin embargo, Said Sadi parece querer capitalizar las rebeliones populares de Túnez y Egipto para ganar en las calles de Argel lo que no puede hacer por las urnas.
Pero como si esto fuera poco… nos invade la consternación y preocupación de que el salafista Alí Belhadj, del Frente Islámico de salvación (FIS) camine junto a Said Sadi del RCD, íntimo amigo del filósofo franco-argelino y furibundo sionista Bernard Henri Levy.
Conclusión
Creemos que el pueblo argelino debe ser protagonista de su propia historia. Que los jóvenes argelinos deben demandar cambios profundos en materia social y laboral. Para eso es necesaria la lucha común y organizada. Que tienen el derecho a recuperar su dignidad y su valía. Pero al mismo tiempo, el pueblo argelino debe ser coherente en su lucha, que, sin fisuras, debe alejarse de los que pretenden manipular las legítimas demandas a favor de espacios de poder que lleven a Argelia intereses externos a su cultura, su historia, su dignidad y su defensa de la causa palestina.
Como alguna vez dijera el revolucionario Frantz Fanon: “¿Lo viejo en ropa nueva? ¿Lo nuevo, en trapos viejos? – Depende de nosotros. El espíritu de nuestra época refleja ciertamente la paradoja del capitalismo globalizado: Gracias a la ‘civilización’ nos estamos sumergiendo en la barbarie”.
(¹) Las últimas declaraciones del líder del Movimiento por la Paz y la Sociedad (MPS, de corte islamista moderado y en coalición con el gobierno), aparecidas en Le Soir, Aboudjerra Soltani, son claras y tajantes: “Detrás del doble atentado de Argel se esconde una mano extranjera incluso la de los Estados Unidos”.
}
Destituidos Ben Alí y Hosni Mubarak, desde hace unos días se presenta lo que muchos analistas europeos coinciden en asemejar sin ahondar en sus particularidades y diferencias fundamentales: las protestas en Argelia.
En 2007 viví en Argel. Allí pude conocer parte de esas particularidades y diferencias, pero también pude vivir en primera persona lo que para mí sería una paradoja por resolver. Lo dejé plasmado en un artículo titulado La Argelia rica de los argelinos pobres. Lo que estaba claro a la luz de la realidad política y social en Argelia era que la creciente desigualdad y falta de oportunidades para los jóvenes tenían básicamente 4 causas: la ineficiente administración de sus recursos, la falta de capacitación de sus cuadros dirigentes y funcionarios, la herencia de país quebrado después de una década de guerra sucia y la corrupción endémica de su sistema dirigencial.
Bouteflika había heredado un país en quiebra en 1999 y esperaba escasez… pero le sobrevino abundancia. Y con enorme celo, por no cometer los mismos errores del pasado, aplicaba una política de redistribución indirecta que no lograba llegar a la sociedad. Para luego terminar de reconocer el fracaso de sus políticas sociales y de inclusión de los jóvenes al sistema laboral (más del 30% de desempleo entre la población activa del cual más del 80% son jóvenes menores de 30 años) a pesar de sus planes quinquenales multimillonarios (55.000 millones de dólares para el quinquenio 2005-2009 y 150.000 millones entre 2009-2014).
Ese mismo año el gobierno de Bouteflika le dijo no al Africom, a diferencia de sus homólogos tunecino, egipcio y marroquí, como apuntábamos anteriormente. En ese entonces escribí para Diagonal Periódico el siguiente artículo titulado Africom, un nuevo estilo de mando. Y curiosamente tanto el 11 de abril como el 11 de diciembre Argel se sacudió con dos fuertes atentados en donde murieron decenas de personas. Hasta los partidos islamistas moderados señalaban como sospechosos de instigación a los EEUU (¹). En ese momento escribí para Rebelión el artículo titulado ¿Es real la realidad?
Acaso haya que remontarse a los años de la liberación e independencia argelina de Francia para también destacar algunas diferencias fundamentales. Pero este tema excedería por mucho lo que pretende decir el artículo. Valga como adelanto que la actual dirigencia argelina es la misma generación de aquella gesta heroica, nacional y popular. La misma que presenció en su capital el nacimiento de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), la visita del revolucionario e internacionalista Ernesto “Che” Guevara y la ruptura inmediata de relaciones con el Estado de Israel sin posibilidad de representación en ese país del Magreb.
¿Esto excusa al actual gobierno? Definitivamente no, pero plantea de entrada un escenario diferente con sus vecinos.
Los números son testarudos
Argelia, después de Egipto, es el país del Magreb con mayor PIB nominal. Egipto ostenta el puesto 40 a nivel mundial, con un PIB de 216.830 millones de dólares. Argelia ostenta el puesto 48, con un PIB de 158.969 millones de dólares. Y Túnez, en el puesto 76, con 43.863 millones de dólares. Pero Argelia está en el puesto 84 del índice de desarrollo humano (IDH) y considerado de nivel alto y Egipto está en el puesto 101 del mismo índice y considerado de nivel medio. Diferencia elemental a la hora de describir la calidad de vida de sus habitantes y desarrollo humano en uno y otro país.
Además, Argelia, a diferencia de Túnez y Egipto, no tiene un sector turístico desarrollado que dependa del capital internacional y de sus turistas extranjeros, lo que le resta el factor exógeno como actor de presión sobre el gobierno.
Argelia representa el 10% del gas y petróleo en Europa y gestiona a través de su empresa estatal Sonatrach un superávit de reservas que no poseen sus vecinos Túnez y Egipto. Esto le da un margen de maniobra e independencia capaz de soportar cualquier presión externa sin pestañear.
Argelia y Rusia tienen una muy fluída relación estratégica política y económica, también como miembros de la OPEP y actores de presión contra el Estado de Israel.
Y por último y más importante en términos de movilización de masas, en Argelia apenas se han manifestado entre 5.000 y 10.000 argelinos (datos de los manifestantes), lo que demuestra una enorme diferencia y fundamental con las movilizaciones tunecinas y egipcias. Pero no contentos con esto, ciertos analistas (incluso en los medios locales) han querido comparar a la multitudinaria Plaza Tahrir de El Cairo y el resto de ciudades en Egipto con la modesta movilización de la Plaza 1º de Mayo en Argel.
Detrás de las movilizaciones
Resulta curioso y paradójico conocer quiénes están detrás de estas movilizaciones de Argel. Uno de sus convocantes más protagónicos es Said Sadi, líder de la Agrupación por la Cultura y la Democracia (RCD), que apenas alcanzó el 1,9% de los votos en las elecciones de 2004 y que no se presentó en las de 2009 por considerar que serían un fraude (excusa que oculta su fracaso electoral). Sin embargo, Said Sadi parece querer capitalizar las rebeliones populares de Túnez y Egipto para ganar en las calles de Argel lo que no puede hacer por las urnas.
Pero como si esto fuera poco… nos invade la consternación y preocupación de que el salafista Alí Belhadj, del Frente Islámico de salvación (FIS) camine junto a Said Sadi del RCD, íntimo amigo del filósofo franco-argelino y furibundo sionista Bernard Henri Levy.
Conclusión
Creemos que el pueblo argelino debe ser protagonista de su propia historia. Que los jóvenes argelinos deben demandar cambios profundos en materia social y laboral. Para eso es necesaria la lucha común y organizada. Que tienen el derecho a recuperar su dignidad y su valía. Pero al mismo tiempo, el pueblo argelino debe ser coherente en su lucha, que, sin fisuras, debe alejarse de los que pretenden manipular las legítimas demandas a favor de espacios de poder que lleven a Argelia intereses externos a su cultura, su historia, su dignidad y su defensa de la causa palestina.
Como alguna vez dijera el revolucionario Frantz Fanon: “¿Lo viejo en ropa nueva? ¿Lo nuevo, en trapos viejos? – Depende de nosotros. El espíritu de nuestra época refleja ciertamente la paradoja del capitalismo globalizado: Gracias a la ‘civilización’ nos estamos sumergiendo en la barbarie”.
(¹) Las últimas declaraciones del líder del Movimiento por la Paz y la Sociedad (MPS, de corte islamista moderado y en coalición con el gobierno), aparecidas en Le Soir, Aboudjerra Soltani, son claras y tajantes: “Detrás del doble atentado de Argel se esconde una mano extranjera incluso la de los Estados Unidos”.
}
La fuente: Fernando Casares es editor del blog Rompiendo Muros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario